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miercoles 24 de abril del 2024

Pertenece a una banda de estafadores que robó millones a jubilados pero no irá a la cárcel

Se trata de un joven de 29 años que pertenece a un entramado que operaba telefónicamente en Rosario y la región. Deberá cumplir con determinadas normas de conducta y pagar una fianza.

La Justicia resolvió que un joven de 29 años que pertenece a una banda de estafadores que operaba telefónicamente en Rosario y la región fuera condenado a tres años de prisión condicional y pague una fianza, lo cual implica que no irá a la cárcel. Al hombre se lo acusó formalmente de seis hechos cometidos contra personas mayores, a quienes les robó millones a través de la modalidad del «cuento del tío» haciéndose pasar por familiares de las víctimas.

Según fuentes oficiales, el viernes por la tarde en el marco de un juicio abreviado que se realizó por videoconferencia, el juez de Primera Instancia Román Lanzón decidió condenar a Diego T. a la pena de 3 años de prisión condicional y a pagar una reparación económica de 2 millones de pesos por los delitos de asociación ilícita y estafa.

Al hombre se lo acusa de pertenecer a una red delictiva sospechada de cometer 42 estafas telefónicas mediante un delicado engranaje de roles. Concretamente, se le achacan seis episodios, cuyas víctimas tienen entre 81 y 94 años, que le entregaron abultadas sumas de pesos y dólares. T. operaba desde un búnker y se hacía pasar por un ser querido de las víctimas a quienes llamaba a un teléfono fijo que extraía usualmente de las páginas amarillas de guías telefónicas.

Diego T. deberá cumplir con una serie de reglas de conducta, que incluyen la obligación de constituir domicilio, el que no podrá mudar sin previo aviso a la autoridad de control; la obligación de someterse al Servicio de Control y Asistencia Pospenitenciario; la prohibición absoluta de acercamiento y contacto por cualquier medio con las víctimas; la prohibición de cometer nuevos delitos y la de consumir estupefacientes y de abusar de bebidas alcohólicas.

Modus operandi

De acuerdo ala investigación, el engaño constaba de varios pasos. Siempre haciéndoles creer que se trataba de un familiar, los timadores les decían a los abuelos que se produciría un cambio en los billetes en circulación, o bien que se realizaría un nuevo corralito. Ellos terminaban entregando su dinero a una tercera persona que se identificaba como contador y se presentaba en inmediaciones de su domicilio para retirar el dinero.