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viernes 19 de abril del 2024

Ocupó la vacante

Una vez concretado el alejamiento de Luis Contigiani del Frente Progresista quedó un espacio vacío: el declarador belicoso contra el gobierno nacional. Y lo cierto es que con facilidad de palabras, sus metáforas divertidas y su tono firme, Pedro Morini se quedó con esa función.

Hasta te diría que el physique du rôle le da más para ser el malo. La semana pasada, ante las embestidas discursivas del Ministro de Transporte de la Nación Guillermo Dietrich por la administración provincial de la obra pública, Morini disparó munición gruesa acusándolo de “yupie”. Además, utilizó una metáfora para contrarrestrar el ataque: “Nosotros a las obras las hacemos con ladrillo, no con papeles y firmas”.

Con un tono grueso, cada vez que habla se impone. Y ese perfil de tipo rudo le sirve al gobierno provincial para dar las batallas públicas que el grupo político de Mauricio Macri está dispuesto a dar a partir de las diferencias en distintos temas que se vienen dando entre las partes. Morini, además, lleva solo 7 meses a cargo de la cartera de Obras Públicas y ya se impuso más que varios colegas del gabinete.

Morini tiene una carrera llamativa. Comenzó como Presidente Comunal en San Guillermo, un pequeño pueblo del Departamento San Cristóbal por la Unión Cívica Radical (UCR). Después fue Diputado Nacional también por la UCR en el período 2009/2013. A partir de allí, en 2014, asumió el área de Seguridad del Nodo Rafaela durante la gestión de Raúl Lamberto. Y ya en el gobierno de Miguel Lifschitz fue Secretario de Lechería del Ministerio de la Producción desde el inicio, para hacerse cargo del Ministerio de Obras Públicas a partir de diciembre de 2017.

Un todoterreno que, a partir de esta experiencia, está capacitado para salir a dar la puja retórica en la pública. También corre riesgo, por su pasado y por su presente, de convertirse en un todólogo y debería bajar el perfil para ir de a poco.

Pero lo cierto es que Lifschitz, muchas veces por decisión propia pero tal vez también por falta de personalidad de su equipo, tiene que salir siempre en persona a contradecir a los dichos del PRO o a dar las disputas discursivas en los medios. Maximiliano Pullaro es un descanso, como también a veces Gonzalo Saglione desde la cartera económica tiene voz para defender al gobierno local.

Arrancar en poco tiempo con perfil alto también es un arma de doble filo en la política, porque tus pares te empiezan a mirar de reojo. Además, quedás constantemente en la línea de fuego para lo bueno, pero sobre todo para lo malo. Inclusive, hace solo siete meses que está a cargo de la obra del gobierno provincial y tiene aristas flojas por lógicas razones: no estuvo en los dos primeros años en los números finos.

Lo cierto es que encontró un aliado Lifschitz en donde descansar en la puja pública con el gobierno nacional y a Morini parece quedarle cómodo ese traje de contestatario. Un espacio que había quedado vacante, como el pozo del Quini, a partir de la salida tormentosa de Contigiani de las filas del Frente Progresista.