Desde este lunes, tras pasar a la cuarta fase de la cuarentena, en la ciudad de Rosario los comercios abrieron sus puertas tras haber permanecido cerrados por más de 40 días. En ese contexto, la secretaria de Control, Carolina Labayru, detalló el trabajo desde su dependencia para que se cumplan los protocolos vigentes, como también el uso de tapabocas.
La funcionaria dijo al principio que, en todos los puntos donde se hicieron relevamientos, “notaron un alto cumplimiento de las normas”, entendiendo que este momento era muy esperado por los comerciantes. “La gente se mostró muy prudente lo que facilitó el trabajo”, sostuvo Labayru.
Desde el municipio, indicó, llaman a la conciencia ciudadana para cumplimentar los protocolos, para que esta flexibilización “no se trasforme en un paseo recreativo”, sino que sea por cuestiones de necesidad de ir a comprar.
“La verdad es que no hemos tenido casos. Se han tomado una serie de medidas que permitieron, justamente, estar hoy donde estamos parados. Desde la Secretaría de Control vamos a seguir estando presentes y si es necesario reforzaremos más el abanico de actividades que fuimos programando”, aseguró Labayru.
En tanto, respecto al comportamiento social de los consumidores, fue el deseado por las autoridades. Se respetó la distancia social y quienes deshicieron hacer sus compras llevaron sus tapabocas. Nadie esperaba que los barrios fuesen el epicentro de las compras, la zona del centro rosarino no fue la más elegida, muchos optaron por obtener productos en los negocios de cercanía. Los rubros más solicitados fueron los celulares y electrónica junto a la indumentaria.
Luego de las normativas nacionales de flexibilización de la cuarentena y los decretos provinciales y municipales correspondientes, la ciudad se puso a prueba en un lunes donde los bancos, con la nueva modalidad, funcionaron por la mañana, mientras que los comercios y las profesiones liberales, entre otros rubros, lo hicieron por la tarde.
