26°
viernes 29 de marzo del 2024

No hay peor ciego

El que no quiere ver es una persona negada con la realidad, porque la versión que construye le es mucho más cómoda para tener razón. Y de eso se trata, solo de tener razón en el seno íntimo, los amigos, la familia o los compañeros de trabajo. No importa si no me gusta Macri o menos Cristina, solo interesa imponernos en una discusión estéril entre los ciudadanos comunes, cuando en realidad somos simples espectadores que cada cuatro años elegimos al director del circo.

La grieta es una cortina de humo que no te deja pensar, razonar, meditar, encontrar, hablar por uno mismo. La gran victoria de la grieta es no poder discernir entre la verdad y la mentira, entre las opiniones y las malas intenciones, entre quienes quieren una guerra entre iguales para seguir haciendo lo que realmente quieren: engañarnos.

Diez empresarios, dos ex funcionarios, y cientos de hojas de unos cuadernos ya cada vez menos importantes montan una causa que desentrama la lógica corrupta de un gobierno, que en paralelo a este proceso ilegal alternó buenas y malas decisiones para todos los argentinos.

Pero ante semejante causa, ante pruebas que atan cabos de viejas investigaciones, lo que le importa al militante K es que es una operación de la Justicia porque el juez es Bonadío, que Stornelli le tiene bronca a Cristina, que La Nación metió este tema ahora para tapar vaya a saber uno qué o que los empresarios son amigos de Macri. Pero del hecho en sí no se habla, porque no se quiere o porque no conviene.

Primero los cuadernos eran mentira, después no existían, después Wagner hablaba y mentía, después los otros 9 lo mismo, después Abal Medina era un traidor y ahora Uberti es apretado por la ex SIDE. Y mañana será otra cosa a refutar, sea lo que sea, no importa ni siquiera que sea evidente. Lo importante es encontrar la veta para ponerlo en duda.

Porque, como te dije, lo que interesa es ganar un combate dialéctico inútil, más que lamentarnos tener que presenciar semejante espectáculo trágico. Un sistema de corrupción en que los empresarios energéticos, financieros y de la construcción empezaron a contar cómo, cuándo, a quién y por qué le entregaban dinero de coima al gobierno que comandó los hilos nacionales durante 12 años.

Y hasta escucho, a veces, decir que saben que el kirchnerismo fue corrupto pero no les importa porque “Macri roba más con los artilugios financieros”. Te cambian robo por robo, en esa lógica. Y te meten en el barro. Paso, gracias.

Por otro lado, el que defiende al gobierno nacional de Mauricio Macri, intenta justificar que todos los problemas económicos que estamos viviendo es pura exclusividad de los kirchneristas que dejaron un déficit alto y por la guita que supuestamente se afanaron. Falso también, ya que algunos de los conceptos son ciertos pero después de casi tres años de gobierno las resoluciones que se han tomado no han hecho más que profundizar la crisis heredada.

La caída en el consumo, los despidos o el dólar a 31 pesos no son culpa de los K, sino de un plan económico que ya fracasó. De aquel 10 de diciembre de 2015 ya fueron despedidos el Ministro de Economía y el Presidente del Banco Central. Y se fue improvisando día a día para ir tapando agujeros financieros.

En septiembre vencen 9 mil millones de dólares de deudas y la burbuja de las LeBacs se hizo insostenible.

Pero, ¿por qué nos llevan a los argentinos a ser binarios? ¿Por qué hay que estar a favor de los corruptos o como contrapartida apoyar este desastre económico? ¿No puedo estar en contra de las dos cosas? Esa locura no solamente no soluciona nada, sino que alimenta una mediocridad absoluta y un nivel de resignación digno de un enfermo terminal.

No hay peor ciego, sin dudas, que el que no quiere ver.