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martes 19 de marzo del 2024

Negocios familiares: las dos hipótesis detrás del tiroteo de Fisherton

Andrés Lombay pelea por su vida en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez. Los seis plomos que se incrustaron en su cuerpo el martes por la mañana dañaron varios de sus órganos vitales y lo llevaron a una situación casi irreversible. Pero las veinte balas que le dispararon en total al supuesto empresario generaron que los investigadores urgen en sus actividades y en su pasado: «Él, directa o indirectamente, es la única persona que nos puede llevar a los agresores» aseguró a Rosario Nuestro uno de los responsables de la investigación.

Pistoleros en las sombras

A Lombay lo estaban esperando. Él acababa de despedirse de dos personas con las que había tomado un café dentro de uno de los dos predios que tiene el club Old Resian en Wilde al 1100. Se preparaba para subir a su camioneta RAM color negra cuando llegaron.

Hasta el momento no está claro si los vio venir, pero los cuatro pistoleros que se movían en un Volkswagen Trend no le permitieron escapar. Pararon su vehículo en la mano oeste de Wilde —la que corre de norte a sur— y le descargaron dos cargadores de dos armas diferentes. Él cayó al piso y sus verdugos huyeron.

Sospechas desde el primer minuto

Según lo que contaron testigos, ni bien fue baleado Lombay el lugar se llenó de gente. Los hombres que acompañaban a la víctima antes de ser baleada intentaron evitar que los guardias de los predios de Old Resian y Caranchos —que está ubicado frente a la escena del crimen— llamaran a la Policía, pero ellos no acataron. «Nos dijeron que no avisáramos, que ellos lo llevaban al hospital, pero no le hicimos caso», señaló un muchacho que estaba entrenando en uno de los clubes cuando todo ocurrió.

Este fue el primer dato con el que se encontraron los policías que acudieron al lugar: alguien pretendía encubrir la balacera.

Con el correr de los minutos la información se amplió.

La ex familia política

«Estamos en una etapa preliminar. No podemos asegurar nada, pero el pasado cercano del baleado nos obliga a investigar dentro de su entorno», explicó uno de los encargados del caso. Es que Andrés fue testigo dentro de la causa por tráfico de efedrina, en la que fue condenado a 16 años de prisión Mario Segovia.

Rubén Alberto Galvarini, ex suegro de Lombay, era dueño de un depósito donde se acopió efedrina que luego fue exportada. Galvarini fue penado con 7 años de cárcel por ello; pero Andrés logró desligarse. Él  admitió que trabajaba en el galpón, pero aseguró que era ajeno a los negocios del papá de su pareja.  «La primera hipótesis que manejamos es que los tiros estén relacionados con su ex familia política. Por su declaración en el juicio o por haber dejado negocios irresueltos. Está claro que el ataque fue una vendetta», afirmó el mismo vocero.

Los negocios de Lombay grande

Otra posibilidad que manejan los pesquisas es que el tiroteo esté relacionado con las actividades de los Lombay, al margen de las acciones ilegales del ex suegro de la víctima. «Estamos revisando los movimientos comerciales familiares. Puede ser que en esas transacciones se encuentre la motivación», explicó la misma persona, quién deslizó que el juego ilegal podría atravesar de lado a lado la trama de este ataque mafioso.