Las investigaciones llevadas a cabo tras la gran mortandad de peces en el Salado, a fines de noviembre de 2020, arrojaron que el agua y los mismos animales tenían presencia de herbicidas e insecticidas.
Tras el hallazgo de la gran cantidad de peces muertos en el lecho del río, se tomaron varias muestras, tanto del agua como de los animales, para ser analizadas. En un primer momento, los resultados de la investigación llevada a cabo por el Instituto Nacional de Limnología (Inali) de la UNL, arrojaron que el agua del Salado tenía residuos domésticos, como bosta de animales y productos alimenticios.
Sin embargo, Luis Espínola, doctor en Ciencias Ambientales e investigador adjunto del Conicet había señalado que eso “es un indicativo, no es la causante de la mortandad».
Ahora, según el informe del Laboratorio de Ecotocicología, dependiente de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas, se encontró presencia de herbicidas e insecticidas en los peces muertos y en el agua. El estudio había sido pedido por los fiscales extrapenales del Ministerio Público de la Procuración General de la Corte Suprema.
El informe apunta que «el glifosato y la atrazina son los agroquímicos más empleado en el país. Se utiliza principalmente en la fase previa a la siembra de soja y maíz transgénicos. Además, el 2,4-D (herbicida) por su efectos tóxicos y genotóxicos en peces, se puede clasificar como una sustancia muy nociva para los organismos acuáticos».
Si bien el informe no afirma que estos químicos hayan sido los causantes de la muerte de estos peces, no debe descartarse que los mismos estén afectando la supervivencia de estos animales.
