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martes 23 de abril del 2024

Matías Vidondo: «Estoy dispuesto a morir arriba del ring»

Hacía años que Matías «El Matador» Vidondo soñaba con esto. Desde aquella vez que peleó contra el cubano Luis «The Real King Kong» Ortiz en el Madison Square Garden en Nueva York. Allí, este neuquino entrenaba en un sótano de la gran ciudad que cambió su percepción del boxeo y lo marcó para siempre. «Cuando entrené en NY, pensé: ´Este concepto me lo llevo para Rosario´». Y así fue como se instaló en la ciudad y, poco a poco, montó El Club del Boxeo, un espacio de training para todas las edades. El deportista distinguido en Rosario, abrió las puertas de su nuevo emprendimiento para desnudar su pasión por el deporte, el mismo que lo enamoró de muy chico y lo llevó al ring a dejarlo todo.

«Toda la vida quise boxear, de pibito. Mis viejos me llevaron a hacer artes marciales en Neuquén, en paralelo a la carrera de Medicina. Un día (yo ya era amateur), abro los libros y empiezo a transpirar, a templar. Me había agarrado un principio de pánico. Ese día cerré los libros y dije: ´Terminaré la carrera cuando tenga ganas y me haga bien´». Fue desde ese momento que Vidondo no largó más los guantes. «Desde que yo empecé a boxear, mi mamá no miró más boxeo por TV. A ella le gustaba, pero que le pegaran a otro», relata de sus inicios en el deporte.

Su pasión por el ring comenzó de la mano de su padre. «Con mi viejo iba a ver la peleas en Centenario, que es a 15 kilómetros de Neuquén. Tengo el recuerdo de ver a un boxeador cortado y yo mirando la sangre y decir: ´Esto es lo que quiero´. Eso me marcó de pibito, a los 6 o 7 años», revela al tiempo que reconoce que podría morir arriba del ring y que sólo quien siente su pasión puede entender su locura. «Para subir al ring hay que estar un poco loco. Ningún boxeador está bien del marulo», confiesa.

Mayweather siempre le pareció «aburrido», aunque admite: «Ojalá yo hubiera podido hacer la mitad de lo que hace él». Y con cierta nostalgia, dice: «En Argentina, ningún boxeador vive del boxeo. Todos los que triunfaron como Maravilla Martínez y Maidana, hicieron su carrera afuera. La primera vez que me sentí un campeón fue cuando fui a EEUU, que me trataron como tal. La gente no podía creer que yo peleando en el Madison, igualmente interactuara con ellos. Y creo que la gente busca eso. Soy muy transparente. Si tengo que llorar, lloro y si me tengo que enojar, lo hago. También soy mal llevado «.

Rosario Nuestro

¿Lo tomás como un triunfo o una derrota haber llegado al Madison Square?

Haber llegado al Madison es un triunfo, la experiencia es un triunfo, pero la pelea la perdí. Si me tengo que morir arriba del ring, lo hago. Estoy dispuesto a dejar todo.

¿Y se corre ese riesgo? ¿No te parece irracional?

Hasta cierto punto sí, pero es una cuestión de pasión. Hay una frase que dice: ´Sólo el que siente mi pasión, entiende mi locura´.

¿Y tenés algún referente del boxeo?

Alí. El es un referente porque decís ´que lo parió, lo que hacía´. Yo sé lo que es bailar arriba de un ring y el tipo lo hacía a 15 rounds.

¿Y con el club estás pleno?

Sí, pero quiero más. Seguir peleando por ejemplo.