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viernes 19 de abril del 2024

Martín Rechimuzzi: humor político para intervenir la realidad

«Hay una búsqueda de representación de este presente político», dice Martín Rechimuzzi sobre Proyecto Bisman, el espectáculo que protagoniza junto a Pedro Rosemblat y que hará pie este sábado 30 de junio a las 21 horas en el Teatro La Comedia, de calle Mitre 958. Antes de pisar tablas, el humorista habló con Rosario Nuestro y contó detalles del espectáculo, el oficio y un estilo en el que la parodia manda.

Martín Rechimuzzi es actor y politólogo. Inquietado por el contexto del país, y casi como un canto a su identidad, escribió Proyecto Bisman con su coequiper Rosemblat, conocido por su personaje de el «Cadete» en el programa que conducía Roberto Navarro por C5N. «Buscamos una caracterización de este momento histórico que vivimos signado por una recomposición del capital, siempre desde el humor», explica y garantiza las carcajadas: «La gente se ríe desde que entra hasta que se va».

El nombre Proyecto Bisman se inspiró en un video que se volvió viral en las redes sociales, un terreno en el que el humorista se mueve como pez en el agua. Además, conduce un programa de radio con otras dos comediantes, Malena Pichot y Señorita Bimbo, en la emisora Futurock de Buenos Aires y participó de Economía política. La parodia es la clave del arte de Rechimuzzi. Sus personajes trabajan con estereotipos políticos, mediáticos y culturales. Randall López, un notero con acento neutro que hace preguntas disparatadas a hombres y mujeres por las calles de Buenos Aires, sintetiza su estilo.

Con la mirada puesta en la construcción -y reproducción- del discurso mediático, el reportero indaga en la idiosincrasia argenta. «¿Cuál es el mejor criterio para dividir la Argentina?, ¿por provincias o por habitantes?» Es uno de los interrogantes que plantea Randall ante los transeúntes ávidos de opinar, aun frente al sinsentido. «En el fenómeno de la comicidad hay una búsqueda de ruptura, de subversión del sentido que se da cuando el otro se ríe. Si eso no se da, no hay chiste», dispara Rechimuzzi.

El polítologo que habla rápido, con frases largas pero precisas, confiesa que a él, que hizo del humor un oficio, lo hace reír la espontaneidad, lo cotidiano. Las caídas y los bloopers lo pueden. También mira televisión vieja. Dice que consumir demasiado otras producciones humorísticas entorpece las propias. «Me ha pasado durante mucho tiempo que, por tener tanto respeto a lo que miraba, no podía hacer. No podía pasar a la acción. Igual, tampoco creo en esa pretensión de la originalidad».

Martín Rechuimuzzi sostiene que no hay nada de ingenuidad en el quehacer humorístico.  Sobre el final del diálogo, analiza la relación entre el humor y los tiempos de crisis.»El humor y la crisis son la amalgama perfecta. Las propuestas humorísticas más interesantes a lo largo de la historia surgieron en contextos de crisis», explica. Para él, hay tras eso una necesidad terapéutica: reírse para liberarse cuando la realidad pega.