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martes 23 de abril del 2024

Lula: otro caso de enriquecimiento de los socialistas del siglo XXI

Por Antonella Marty*

La historia previa al famoso Socialismo del Siglo XXIdel que tanto hemos oído hablar durante estas últimas décadas, tiene sus hilos en el Foro de Sao Paulo, un foro compuesto por partidos, grupos y movimientos latinoamericanos de izquierda.

En las memorias del exguardaespaldas de Fidel Castro, Juan Reinaldo Sánchez, se cuentan las visitas de Lula al dictador cubano, un dictador que tomó la isla de Cuba durante seis décadas y murió con un patrimonio de 900 millones de dólares, saqueando al pueblo cubano y dejándolo en la más extrema pobreza.

Veamos las anécdotas de aquellos primeros encuentros entre estos dos caudillos de la región que se encargaron de diseminar el socialismo a lo largo de América Latina: “Un día veo a Barbarroja (jefe de inteligencia de la Revolución) aparecer a grandes zancadas en la antecámara de Fidel en el palacio. Va acompañado del sindicalista brasileño Lula, el cual se presenta entonces por primera vez a la presidencia en su país. Estamos en 1989. Mientras la campaña electoral se halla en su apogeo en Brasil, al parecer Lula considera útil dar un rodeo por La Habana para encontrarse con Fidel (…) Las primeras palabras de Barbarroja resuenan aún en mi memoria: ‘Les presento al futuro presidente de Brasil’, suelta sin dirigirse a nadie en especial”.

Su creación parte del año 1990 en Brasil y fue gestado también por las ya oxidadas manos de Fidel Castro, en conjunto con el corrupto expresidente brasileño, Lula da Silva, bajo el Partido de los Trabajadores. El motivo de la creación de este foro fue «debatir sobre el escenario internacional después del derrumbe del campo socialista y las consecuencias del “neoliberalismo” en los países latinoamericanos y del Caribe», tal como lo expresa Granma, el órgano oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba. Las redes del populismo y la labor destructora del Socialismo del Siglo XXI se habían gestado y ya eran una realidad.

Hoy, después de la abundante corrupción y atentados a las libertades políticas, económicas e individuales que han aparecido de la mano del populismo que, otrora, fue regla en nuestra región, nos despertamos ante una América Latina que parece salir adelante y, con la construcción de verdaderos Estados de Derecho, hace frente a la corrupción.

Así lo ha sufrido el exmandatario de Brasil, Lula da Silva, conformando la caída de uno de los grandes mitos que los latinoamericanos hemos tenido.

Este personaje, siguiendo el fiel estilo populista, llegó al poder desde una situación de pobreza y carencias materiales, hasta convertirse en uno de los líderes que más ha aumentado su patrimonio en los últimos años. Un patrimonio que ha sido amasado, evidentemente y como hacen todos los defensores del socialismo, a partir del poder, que se convirtió en nada más y nada menos que un negocio para él y sus más allegados amigos y exmandatarios de nuestra América Latina. De hecho, el patrimonio de Lula da Silva creció un 360 % desde el fin de su segundo mandato, tanto que en 11 años, su patrimonio se multiplicó 19 veces.

Finalmente, Lula da Silva fue detenido por la Policía Federal, tras la orden de detención del juez Moro, en los primeros días de este mes, dando un duro revés a la tradicional impunidad y corrupción que tanto ha marcado la vida de los caudillos mesiánicos.

Todo comienza cuando, en 2016, el juez federal Sergio Moro, de Curitiba, puso un ojo en Lula da Silva a partir de la operación Lava Jato y el exmandatario debió declarar. Este fue el comienzo del fin del mito, a pesar de que Dilma Rousseff, exguerrillera, su fiel compañera y parte de la cúpula populista latinoamericana, intentó cuidarlo ofreciéndole un blindaje con el cargo de jefe de Gabinete, lo que despertó fuertemente a Brasil.

Meses después, el juez Moro condenó a Lula a más de nueve años de prisión por corrupción y lavado de dinero en el caso del triplex, dejando a Lula da Silva procesado en otras varias causas conectadas a Lava Jato, por crímenes como tráfico de influencias e intento de obstrucción de la Justicia de Brasil.

A esto, la respuesta de Lula fue apelar el fallo del juez Moro, pero el Tribunal Regional Federal ratificó su sentencia y aumentó la pena a más de 12 años de cárcel. Lula da Silva pasará a la historia como uno de los más mafiosos de la política que se haya visto jamás.

* Investigadora en Fundación Libertad