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jueves 25 de abril del 2024

Línea Q: una historia problemática desde sus inicios

Fue pensado como un proyecto innovador y amigable con el medioambiente. Sin embargo, su puesta en marcha no estuvo exenta de desavenencias y advertencias, que hoy derivaron en la suspensión del recorrido, por el recalentamiento de las baterías que poseen las unidades.

Desde el lunes 23, a la línea Q no se la ve en las calles de Rosario, porque las baterías con las que se movilizan los coches de manera autónoma se recalientan por las altas temperaturas que azotan a la ciudad, y dejan de funcionar de forma automática.

Las unidades de esta línea de trolebuses son híbridas, es decir, utilizan energía eléctrica, como la línea K, pero también poseen autonomía para realizar recorridos sin cableados eléctricos, un factor determinante al momento de la licitación.

Hasta tanto se resuelva el inconveniente de las baterías, el municipio decidió suspender el servicio. Sin embargo, para que los usuarios del sistema de Transporte Urbano de Pasajeros (TUP) conserven la conectividad, se reforzó con más unidades la línea 127, que realiza un recorrido idéntico hacia el sudoeste, continuando luego sobre calle Mendoza, hasta 3 de Febrero, hacia el centro, y en sentido hacia la Ciudad Universitaria, con la línea K.

“Las unidades fueron compradas en Rusia, a la empresa Trolza, por la gestión municipal anterior, en 2017. Se incorporaron al sistema pero venimos constatando que las fallas se dan con mayor asiduidad por las altas temperaturas. Se ve que las baterías fueron fabricas para funcionar en otras temperaturas, porque cuando se recalientan, el coche deja de funcionar y queda en el lugar durante muchas horas”, explicó el presidente del Ente de la Movilidad de Rosario, Rogelio Biazzi.

En esa línea, el funcionario planteó un escenario bastante complejo: “Lo que ocurrió es que la empresa rusa no existe más, quebró. Desde la empresa Movi intentamos reparar las baterías o comprar repuestos para arreglarlas, pero no hay ningún servicio de postventa de la firma, ya que son baterías específicas para este tipo de coches, así que por ahora no hay posibilidad de arreglarlas”. Y agregó: “Las baterías, cuando bajen las temperaturas podrían volver a ser utilizadas”.

Conociendo Rusia

La línea Q une el macrocentro y el sudeste de la ciudad, con un recorrido total, entre ida y vuelta, de 25,6 kilómetros. Un tramo de ese trayecto no cuenta con tendido eléctrico, por lo que es necesaria la autonomía que le brindan  las baterías a las unidades.

Los problemas con la empresa rusa Trozla, la proveedora de los coches, se presentaron desde el comienzo. Como había incumplido con los tiempos prometidos para la entrega de los troles se acordó que, además de los 12 que adquirió el municipio, se envíen a modo de compensación otros dos, aunque nunca llegaron.

Los troles, hoy sin posibilidad de hacer el recorrido autónomo para el que fueron adquiridos, llegaron a la ciudad gracias a aportes provinciales por 62 millones de pesos, en la gestión de Miguel Lifschitz en la gobernación.

Previo al proceso licitatorio, en mayo de 2014, una comitiva viajó a Rusia para conocer la firma que finalmente ganó la licitación, y tener precisiones de la tecnología que ofrecían para poder hacer recorridos autónomos, sin necesidad de estar enganchados a una catenaria (cable aéreo).

La comitiva

Esa comitiva estuvo integrada por la entonces subsecretaria de Movilidad de Rosario, Mónica Alvarado (que luego fue secretaria del área entre 2015 y 2019), el presidente de la comisión de Servicios Públicos del Concejo, Carlos Comi (que luego fue presidente del Ente de la Movilidad entre 2017 y 2019) y la gerenta del Ente de la Movilidad, Eva Jokanovich (que fue secretaria de Movilidad entre 2019 y 2022).

Tras el retorno a la ciudad, el municipio comenzó a elaborar el pliego nacional e internacional con el objetivo de la adquisición de 12 nuevos trolebuses.

La confección técnica estuvo a cargo de la Sociedad del Estado Municipal para el Transporte Urbano de Pasajeros (Semtur, actualmente fue absorbida por la empresa Movi), presidida por el extitular del Banco Municipal, Gustavo Perrone.

En rigor, el área a cargo de la elaboración del pliego licitatorio fue la Jefatura administrativa de la Semtur que hasta 2017 la encabezó el actual presidente de la empresa Movi, Alejandro Gentile, quien entre 2017 y 2018 ocupó cargos en la gerencia de la empresa pública.

Problemas en ruso

De la licitación participaron dos empresas: por un lado, la rusa Trolza y por el otro, la cordobesa Materfer (Material Ferroviario S.A.). Finalmente, la Semtur optó por la extranjera que habían visitado las autoridades.

El presupuesto oficial de la licitación fue 39.054.000 de pesos y para hacer frente a esa importante erogación, el municipio acordó con el gobierno provincial un aporte no reintegrable de 30 millones de pesos, que tenía como destino exclusivo la “adquisición de unidades para el proyecto de transporte eléctrico”.

Por la entrega de 12 trolebuses rusos, se acordó el pago de 4.104.000 dólares. En junio del 2016, cuando el dólar estaba a $13,85, la Semtur realizó el primer depósito, sin embargo, la empresa incumplió con las entregas.

No obstante, hubo desaveniencias de ambas partes. La compañía rusa no cumplió con las fechas previstas en el pliego para la entrega de las unidades. Y la Semtur en los plazos para el envío del dinero.

En este último caso, la demora se explica en la devaluación del peso argentino durante 2017. Al subir el precio del dólar, los fondos que había entregado el gobierno de Santa Fe ya no alcanzaban para hacer frente a la totalidad de la compra de los trolebuses y la provincia hizo un segundo aporte no reintegrable por otros 32 millones de pesos, con el que se canceló la totalidad del contrato.

Vale señalar que Trolza se había comprometido a entregar dos unidades más, en concepto de compensación por el incumplimiento del contrato original. Pero esos coches nunca llegaron a Rosario.

Advertencias del Tribunal de Cuentas

Un informe del Tribunal de Cuentas Municipal (TCM) reveló que el problema ya había sido advertido en diciembre del 2017.

En el listado que elaboró el ente auditor sobre las falencias que tenían los trolebuses rusos al momento de llegar al país se destacan tres relacionados a las baterías.

Puntualmente, en la incidencia Nº 15, los técnicos de Semtur informaron que “se calientan las baterías de autonomía”, de las 12 unidades adquiridas.

Además, reportaron: “El equipo de aire acondicionado es insuficiente para mantener la temperatura de los cajones de baterías a un valor de temperatura de trabajo admisible”.

Mientras que en la unidad Nº 90, el problema fue aún más grave: se quemó el bobinado del motor. En tanto que en cuatro de los colectivos (Nº 25, 29, 30 y 22) la falla de las baterías fue total y directamente no se podían cargar.

Por los serios inconvenientes , Trolza envió al país un equipo de técnicos, con el objetivo de resolverlos, que si bien logró mejorar el funcionamiento, el problema persistía.

Por ello, en abril del 2018 el municipio intentó activar la garantía del contrato. Y ante la falta de respuestas por parte de la empresa rusa, en 2019 inició un reclamo prejudicial para intentar una especie de mediación.

Los representantes de la firma no se presentaron a la audiencia. Pese a que esto los habilitaba a avanzar en la instancia judicial, el Ejecutivo local desistió de hacerlo.

Trozla caput

La situación presenta una dificultad mayúscula: Trolza quebró en 2020, por lo que hace tiempo no puede realizarse el servicio de mantenimiento ni adquirir repuestos para la reparación.

Se estima que sólo en baterías nuevas deberían invertirse, por coche, más de cien mil dólares. Cada unidad tuvo un costo de 350 mil dólares.

Las baterías permitían que la línea Q se movilizara como un colectivo del transporte urbano tradicional en tramos donde no hay catenaria. Al conectarse al sistema con energía recargaba las baterías.

Pedido de informe

Ese estado de cosas motivó un pedido de informes para solicitar información al municipio, que presentó el concejal Carlos Cardozo. “Movilizados por este insólito hecho, decidimos solicitar toda la documentación correspondiente para conocer los primeros informes técnicos sobre estos coches, y queremos saber por qué no se buscó otra alternativa luego de seis años”, explicó el referente de Juntos por el Cambio, Charly Cardozo, uno de los impulsores de la iniciativa.

Y amplió: “También pedimos información acerca del cierre por quiebra de la empresa Trolza y, de confirmarse ese dato, si ese quebranto puede afectar la provisión de repuestos para la continuidad de la prestación de los servicios de las unidades”.

Asimismo, el edil y vicepresidente del Ente de la Movilidad, también indagó “sobre la marcha de los procesos de adaptación de unidades Diesel de la empresa MOVI a impulsión eléctrica, a partir del convenio firmado con la empresa Inventu Tech y la Universidad Nacional de Rosario” y ante el inconveniente suscitado con las unidades provenientes de la Federación Rusa si hay posibilidades de acelerar ese proceso de adaptación para sumar mas coches a la flota.

En febrero se inicia el ciclo lectivo y por ende se incrementará la demanda de transporte público. Mientras, la momentánea alternativa de trasbordo entre las líneas 127 y K tampoco ofrece garantías, en un sistema que precisamente no se destaca por las frecuencias de las unidades. De Rusia, con amor.