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viernes 26 de abril del 2024

La única familia querellante por la tragedia en Salta 2141: “Nos sentimos en soledad”

Adrián Gianángelo, hermano de una de las víctimas de la explosión, contó cómo sigue la causa, a 8 años del hecho que marcó a todo Rosario.

Para Adrián Gianángelo, hermano de Débora, una de las víctimas fatales de la explosión de calle Salta 2141, el pedido de justicia no terminó, a 8 años de la tragedia. La Justicia condenó al gasista Carlos García a cuatro años de cárcel, de los 11 imputados que hubo en un primer momento. La única familia querellante asegura estar “en soledad” e insisten con el petitorio de reabrir la causa hasta agotar todas las instancias para encontrar más culpables, ya que advierten que el trabajador no es el único.

En diálogo con el programa El Puente, que se emite por Radio Mitre Rosario, Gianándelo comentó que la causa de la peor tragedia que enlutó a la ciudad se encuentra en la Corte Suprema de Santa Fe y la familia solicitó que se revea la sentencia dictada por el tribunal. En esa línea, “llevamos un recurso de queja a la Corte, y tiene que decir si admite o no. Si no lo admite, iremos a la Corte Nacional. Y si esta no nos da la razón, vamos a ir a la Interamericana”, explicó Gianángelo.

Además, el hermano de Débora aseguró que “el Ministerio Público de la Acusación, en cabeza de la fiscal Argüelles, nos suelta la mano y abandona el caso. Quedamos en soledad total”.

Al recordar aquel 6 de agosto de 2013, el muchacho indicó: “Un mes antes veníamos denunciando las irregularidades del edificio, por eso digo que era una tragedia evitable donde hubo responsables”.

En el juicio solo fue condenado Carlos García, el gasista que trabajó aquella mañana en el complejo. “Nosotros pedíamos lo máximo de pena para los 11 responsabas”, dijo Gianángelo al respecto, y cuestionó que la Justicia le entregara prisión domiciliaria al único condenado: “Estos asesinos siempre utilizan todas las herramientas y los engaños habidos y por haber, con lo cual presentó una enfermedad, una diabetes tipo 2, y el Tribunal de Ejecución le dio la razón y lo mandó a su casa (prisión domiciliaria)”.

“Al día de hoy me mandan mensajes, ‘che, el gasista sigue trabajando, hace su vida normal’”, recordó Gianángelo. Y cerró: “Si a este juicio lo hacían ese mismo año, estaban todos presos, pedo demoraron 7 y dilataron todo el proceso”.

“Nos sentimos en soledad”, concluyó.