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viernes 19 de abril del 2024

La Séptima luna: Diversidad musical y esencia

Por Pao De Senzi

Cosquín.- La noche prometía dos cosas: el cielo estrellado y una plaza llena. Una de las dos cosas se dio, en la séptima luna, mientras que las estrellas se escondieron bajo un manto de nubes blancas, que por cierto, también tuvieron su encanto. Cerca de las diez y cuarto, Pedro Aznar pisó el escenario Atahualpa Yupanqui, una vez más. Su última llegada al festival de Cosquin fue en el año 2015, y antes, en los noventa.

Quizá haya sido un guiño para lo que pasó después, quizá no, lo cierto es que Aznar eligió a dos chilenos para cantar en el comienzo: Violeta Parra con “Que he sacado con Quererte”, y de Victor Jara, “Deja la vida volar”. Con estas dos canciones, el músico saludó a Cosquin y siguió con “Camino y Piedra” y “Romance de la luna Tucumana”, de Yupanqui

Ya fuera del esquema folklórico, sonaron “Contraluz” y “Quebrado”, con un solo en “Mientes”, (aquel tema que grabó con Charly García, cuya imagen se reflejaba en las pantallas). La música lo llevó al frente del escenario, muy cerca del público que a esa hora colmaba las plateas en un 60 por ciento. Pedro Aznar se dio el lujo de abordar un repertorio más rockero, y conseguir que el público lo acompañe, en una noche en la que seguramente no hubo objeciones a los estilos.

En el bis, regresó al folklore, con un tema incluido en el disco Grito en el Cielo, que grabó junto a Leda Valladares. El canto colectivo subió hasta las nubes, y quedó flotando mientras con el “Adiós ya me voy”, Aznar se despidió de Cosquin.

La Charo recorrió el cancionero que abordaba Mercedes Sosa, en una especie de homenaje individual a la cantora, que ya tuvo varios en la actual edición del festival. “Razón de vivir” y “Celador de Sueños” fueron algunas de las canciones que la ex integrante de Tonolec cantó, con su particular estilo.

“Soy el Nano y hoy x fin lanzo mis versos al viento” dijo para presentarse. Nano Stern comenzó cantando el tema que da nombre a uno de sus últimos discos, “Mil 500 vueltas”. Le siguieron “Los Espejos” y “La Ventolera”, en donde invitó al violinista tucumano Manu Sija. El chileno se puso al público argentino en el bolsillo apenas arrancó su primera vez en el festival de Cosquin. Recorrió algunas canciones emblemáticas de su repertorio, e invitó a Pedro Aznar (con quien compartió trabajo de jurado en Viña del Mar) para cantar “Festejo de Color” y a Bruno Arias para el “Carnavalito del Ciempiés”.

Las postales de provincia de la séptima luna llegaron desde cuyo, con la vendimia mendocina, y un homenaje a Buenaventura Luna de parte

de San Luis. El color y la danza en la primera y el canto en la segunda, descubrieron el trabajo que realizan las delegaciones provinciales para llegar al festival.

La música del norte de Córdoba, tan rica y poco abordada en los festivales llegó de la mano de dos bandas emblemáticas de la región: Los Duarte (de Villa María del Rio Seco) y Los Pacheco (de Deán Funes. Ambos presentaron la Cantata al Norte Cordobés, entrelazando voces, repertorio nuevo y algunos clásicos, mientras en las pantallas, se multiplicaban las imágenes de la familia Pacheco). Más tardes, en la conferencia de prensa, Los Duarte nombraron a Musha Carabajal como su padrino artístico.

Yoel Hernández, llevó al escenario mayor su canto y su compromiso con la tierra del sur; la agrupación cordobesa Presenta Trío, subió por primera vez al escenario, frente a una platea de pie celebrando esa presencia. La versión del comienzo, de “Pedacitos de agua” del riojano Pancho Cabral, dio cuenta de la versatilidad y talento de esta banda. El ganador del pre Cosquin en el rubro solista de malambo, presentó un cuadro de danza sureño, y se llevó los aplausos de una platea que ahora, colmada en un 70 por ciento, esperaba el cierre musical.

Solo con su guitarra (como suele hacer en las últimas ediciones de Jesús María y Cosquin), Raly Barrionuevo comenzó cantando “Mi esfera de cristal”, un tema incluido en su último disco, y dedicado a su padre. “Bienvenides” saludó en lenguaje inclusivo a la platea, y siguió cantando “De mi madre” y “Piedra y camino”, junto a la primera invitada: Milena Salamanca.

“Quiero contarles algo que sucedió esta tarde. Me presentaron a una cantora chilena, que me cantó una chacarera feminista hermosa y yo quise invitarla a que la cante para ustedes, -dijo el artista de Frias- se llama Milenska”.

“Esto es Cosquin. Es el encuentro. Es lo que nunca debe acabarse en Cosquin”, concluyó, dejándole el escenario a la intérprete.

Nano Stern fue el siguiente amigo que subió a cantar. Juntos eligieron nuevamente a Víctor Jara, para hacer “El Cigarrito”, en otro de los momentos más íntimos y bellos de la noche.

Las nubes bajas y cargadas soltaban una tenue llovizna, que acompañaba el cuadro acústico que llegaba desde el escenario.

Alguien comentaba desde la platea, que allí había un artista cuya esencia era simplemente lo que se veía: “esa comunión, la gente en silencio no se logra por nada”. Mientras tanto, en el escenario del escenario, Raly cerraba una de las lunas más interesantes del festival, con –nada menos- que la canción “Somos Nosotros”.