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sábado 20 de abril del 2024

La historia que esconde detrás la divertida estatua de un instituto de Urulogía en Rosario

Cada vecino que pasa por el lugar sabe qué escultura exhibe el Instituto Metropolitano de Urulogía. Es imposible pasarla por alto. El centro de medicina ambulatoria, ubicado en el Boulevard Oroño al 1400 tiene dentro de sus instalaciones una estatua de un niño desnudo orinando, en una llamativa fuente.

Fuente que ya se ha visto en diversos lugares del mundo y que tiene su origen en el centro de Bruselas, Bélgica. Se la conoce como Manneken Pis,  es uno de los símbolos de la ciudad y una de sus atracciones turísticas principales.

Simboliza «el espíritu independiente de sus habitantes» y su figura esconde tres leyendas. La primera data del año 1142, cuando las tropas del pequeño duque Godofredo III de Lovaina se dirigían a la batalla contra los Berthout (señores de Grimbergen) en la actual Neder-over-Heembeek, en la parte norte del país europeo. Las tropas decidieron colocar al pequeño de dos años en una cesta y colgarlo de un árbol para que se animara y desde allí orinó sobre las tropas enemigas, que terminaron perdiendo la batalla.

La segunda leyenda alrededor del niño orinando surge en el siglo XIV, cuando Bruselas llevaba bastante tiempo sitiada por una potencia extranjera. Los atacantes idearon un plan para colocar cargas explosivas en las murallas y sucedió algo inaudito: un menor llamado Juliaanske les estaba espiando y salvó a su ciudad porque orinó sobre la mecha encendida.

Por último, la historia que más escuchan los turistas al observar la estatua de bronce de 65.5 centímetros es la del comerciante que visitaba la ciudad en familia perdió a su hijo pequeño y se organizaron unos grupos de búsqueda. El niño fue encontrado riendo y orinando en un pequeño jardín, por lo que el padre decidió ayudar a la construcción de una fuente. Una fuente que tiene a su hijo orinando en la parte superior.

Fue tan popular la historia que la reproducción de la escultura llegó a todas partes del mundo. Es frecuente decorar piscinas y fuentes con copias de bronce con el Manneken Pis, incluso hasta se venden esculturas en miniatura como una especie de souvenir.