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jueves 25 de abril del 2024

Insomnio: qué es, cómo evitarlo y cómo tratarlo

Por: Gina Benditti

Internet define al insomnio como «falta anormal de sueño y dificultad para conciliarlo que se sufre en el momento en que corresponde dormir». El doctor Claudio Aldaz, médico neurólogo y Presidente de la Asociación Argentina de Medicina del Sueño, lo definió, en diálogo con Rosario Nuestro como una reiterada dificultad para conciliar o para mantener el sueño.

Bajo este concepto, se pueden encontrar distintos tipos de insomnio: desde aquellas personas que no tienen dificultad para conciliar el sueño, pero se despiertan a las pocas horas; hasta los que duermen bien pero el «combustible» se les termina a mitad de la noche. También se pueden considerar insomnes a aquellos que duermen muchas horas pero por alguna patología en particular tienen despertares repetidos.

Pero incluso dentro de esas cuatro calificaciones es posible profundizar. «Algunos tipos de insomnio son prácticamente exclusivos de la mujer»,  especificó Aldaz. La mayoría de estos casos son los  vinculados con las cuestiones hormonales, donde es muy común que el trastorno aparezca, se desarrolle o empeore. Esta etapa es a partir de los 50 años, con la caída de los estrógenos; por lo tanto, es uno de los síntomas de la menopausia.

Dentro de este trastorno del sueño existen el insomnio primario y secundario. En el primario, la falla es el sueño en sí mismo y en el secundario está relacionado a otros procesos, que pueden perturbar el dormir.  El tipo de insomnio primario es un terreno mucho más árido, porque tiene que ver la personalidad y lo que la persona trae. Son los casos de personalidades ansiosa, neurótico obsesiva, panicosa; todas frente a las cuales es más fácil que se desarrolle el trastorno.

Aldaz explicó que existen las tres P del insomnio, es decir, los factores que predisponen, los que precipitan y los que perpetúan:

Primera P: son los factores que vienen predispuestos en la persona, los factores «de fábrica».

Segunda P: son los factores que precipitan; es decir, los sucesos que permiten marcar una fecha desde el comienzo del mal descanso, por ejemplo, el fallecimiento de alguien cercano, una crisis económica, familiar o laboral.

Tercera P: factores que perpetúan el insomnio, es decir, qué es lo que hace la persona (no a voluntad) para que el trastorno se desarrolle.

El tratamiento

Uno de los secretos del tratamiento para el insomnio, explica Aldaz, es intentar no recurrir a las pastillas para dormir. La clave está en buscar que la persona modifique su conducta frente al sueño. A este tratamiento se lo llama «psicoterapia conductal del sueño» y es una de las terapias utilizadas hace muchos años.

Dentro del tratamiento hay distintos niveles y distintas etapas de la vida de una persona con insomnio. En los trastornos de reciente inicio y en gente joven, se intenta no recurrir a los psicofármacos. El procedimiento empieza con manejar una mejor higiene del sueño, utilizar melatonina (es una sustancia apta para el tratamiento de las alteraciones del sueño para poder volver a encontrar el equilibrio) y la terapia conductal del sueño. Son métodos naturales, que no precisan recurrir a ningún sedante.

Luego llegan otras etapas, en las que se busca no «demonizar» a la pastilla para dormir, pero tampoco considerarla como la única solución. Se intenta acudir a un tratamiento más integral, de atacar al insomnio en distintos ángulos. A la hora de recurrir al fármaco, se intenta elegir un sedante o tranquilizante menor, no necesariamente tiene que ser una droga pesada.

Cuando se está frente a un paciente psiquiátrico la situación es más difícil. Si el médico tiene un paciente depresivo grave, esquizofrénico o que recurrió a una clínica psiquiátrica el tratamiento es distinto. Probablemente, la persona ya esté medicada por un psiquiatra y no se puede pensar que la solución a su insomnio es la higiene del sueño. «No es el paciente que vemos todos los días, normalmente son cosas más pequeñas, personalidades un poco psicopáticas», puntualizó el médico neurólogo.

La Higiene del Sueño

La higiene del sueño es como una versión de los diez mandamientos a la hora de dormir. Hay más de un «sí» y «no» dentro de estos puntos.

SI: Rutina regular del horario del sueño. Crear un ambiente propicio para descansar (oscuro, calmo, cómodo y fresco). Realizar una actividad física al final del día. Cambiar periódicamente el colchón y la almohada (vida útil de diez años). Tomar un baño caliente y luego realizar una lectura con música tranquilizadora.

NO: Comer demasiado en horario cercano al sueño. Consumir nicotina y alcohol en la noche. Beber infusiones estimulantes luego de las 18 hs (café, té, mate, bebidas cola). Utilizar en el dormitorio material de trabajo. Permanecer un tiempo prolongado en la cama despierto.