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viernes 19 de abril del 2024

Imputaron a dos policías que le exigieron el pago de 10 mil pesos a un joven detenido por vínculos con el narcotráfico

Uno de los cabecillas de una banda delictiva de Ludueña tuvo un cruce con agentes que le "sacaron" dinero para "arreglar". Se descubrió tras conocerse las conversaciones de una línea intervenida.

Este jueves imputaron a dos policías del Comando Radioeléctrico (CRE) por haber recibido en agosto 10 mil pesos por parte de Jonatan Almada (30 años), un joven detenido por oficiar de «gerente» de una facción narcocriminal referenciada en el barrio Ludueña con conexiones con Los Monos. Además, al momento de su detención, tenían dos armas extra sin documentación, lo que se sumó a la acusación.

De acuerdo con la investigación del fiscal Pablo Socca, la dupla del CRE Jorge Russe (49), jefe de tercio y abogado, y Ricardo Paéz (44), interceptó el 18 de agosto a Almada y a su pareja Magalí (26) en el cruce de las calles Rubén Darío y Florida.

«Sabés que si yo quiero llamó a mi jefe que quiere tu cabeza”, le dijo, según la Fiscalía, Russe a Almada en ese sitio. Y le preguntó «con qué comisaría arreglaba», para luego proponerle que «él era un hombre de negocios y quería hacer negocios con él», de acuerdo informó el portal Rosario3.

Almada fue detenido seis días después (24 de agosto) en un departamento de Entre Ríos al 1400, dos días después del operativo de 57 allanamientos que sitió barrio Ludueña y que fue un duro golpe a la banda comandada por Almada, Mauro Gerez, Andy Benítez y Julián Aguirre.

La novia de Almada, que hace semanas arregló una pena condicional por encubrirlo, se refirió al accionar de los uniformados esa noche de agosto: «El más joven se notaba que no quería buscar, se notaba que estaba como asustado, sabiendo que estaban haciendo algo mal. El más grande estaba más empecinado. Se fijaron el número de patente del auto. Por radio pidieron el dominio del auto para ver si tenía captura y yo escuché que le dijeron que estaba todo bien».

Por otro lado, la joven añadió: «Luego de que revisaran el auto, Jonatan se separó unos metros a hablar con los dos y luego me dijo: ‘Dame la plata’. Yo le digo a Jonatan: ‘No, ¿por qué?’. Y me dice: ‘Dale, porque el auto no está a nombre mío’. Entonces yo le di 10 mil pesos que tenía, que había trabajado en el día, y lo tenía para pagar el alquiler del local. Se lo doy a Jonatan, él se lo da al policía no me acuerdo a cuál. Y ahí nos dejaron ir».

A la mañana siguiente, la pareja de Almada le contó lo ocurrido a su abogado en una charla telefónica que era monitoreada por los investigadores, ya que la línea estaba intervenida. Así fue cómo el acto de corrupción policial llegó a oídos de la Fiscalía. Además, se suma el recorrido del GPS, que esa noche ubicó al patrullero en las ubicaciones que detalló la testigo.

El 3 de octubre, la Agencia de Control Policial (ACP) detuvo a los dos policías en la zona de Ayacucho al 6800. De ese procedimiento, surgió otro elemento que agravó la situación de los uniformados. Tras ser requisados, les secuestraron dos revólveres 22 que no eran las armas reglamentarias. Uno estaba dentro de la de Russe y el otro oculto en el chaleco antibalas de Páez.

Los delitos imputados fueron concusión agravada (el cobro injustificado y arbitrario que hace un funcionario público en provecho propio) y portación ilegal de arma de fuego de uso civil incumplimiento de deberes de funcionario público.

El juez Pablo Pinto le impuso a Páez 30 días prisión preventiva. Russe, por su parte, que quedó detenido por el plazo de ley, es decir al menos dos años hasta el juicio o acuerdo de partes. Además, ordenó notificar el accionar de Russe al Tribunal de Ética del Colegio de Abogados de Rosario.