La locura por el fútbol no sólo habita en Argentina. Este sábado, en Londrés, el West Ham recibió al Burley en lo que fue una jornada poco pacífica. Los Hammers no atraviesan un buen momento deportivo y, cuando el equipo visitante marcó el 2-0, los aficionados perdieron la paciencia.
En el estadio Olímpico de Londrés se vivió una situación atípica, cuando un total de 50 personas invadieron el campo de juego enfurecidos, increpando a los jugadores y corriendo hacia el palco dirigencial donde se encontraban los propietarios del club David Sullivan y David Gold, que debieron abandonar de inmediato sus lugares.
El encuentro estuvo demorado unos minutos, y continuó con total normalidad lo que fue, finalmente, derrota 3-0 para el West Ham, que se encuentra a tres unidades de la zona de descensos.
