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jueves 25 de abril del 2024

Hallaron huellas que datan de 23.000 años atrás que puede cambiar la historia

Según un estudio, las antiguas huellas descubiertas en el suroeste de Estados Unidos sugieren que los asentamientos humanos en esa región son previos al fin de la era del hielo.

Huellas de 23.000 años, fueron descubiertas en el suroeste de Estados Unidos, y sugieren que los asentamientos humanos en América del Norte son previos al fin de la era del hielo, que se supone permitió esta migración, según un estudio publicado este jueves.

Estas huellas fueron dejadas en la orilla de un lago actualmente seco y donde ahora hay un desierto en Nuevo México, dentro del parque nacional White Sands, informó la agencia de noticias AFP. Con el tiempo, los sedimentos cubrieron las huellas y las protegieron hasta que la erosión las dejó al descubierto para que los científicos las descubran.

«Muchas huellas parecen ser de adolescentes y niños. Las huellas más grandes, de adultos, son menos frecuentes», escribieron los autores en el estudio publicado en la revista estadounidense Science. También se identificaron huellas de animales, mamuts y lobos prehistóricos. Algunas, como las de perezosos gigantes, son incluso contemporáneas y próximas a las de los humanos en la orilla del lago.

El hallazgo es decisivo para el debate sobre cómo el homo sapiens llegó a América, el último continente poblado por la especie, ya que las huellas de White Sands «indican que los humanos estaban presentes en el paisaje al menos hace 23.000 años, con un registro de ocupación de aproximadamente dos milenios», subrayó el estudio.

Por décadas, la tesis más aceptada dice que un asentamiento proveniente de Siberia cruzó un puente terrestre – el actual estrecho de Bering – para llegar a Alaska y expandirse hacia el sur, agrega AFP.

La evidencia arqueológica, incluidas las puntas de lanza utilizadas para matar a los mamuts, ha sugerido durante mucho tiempo un asentamiento de 13.500 años asociado con la llamada cultura Clovis, que lleva el nombre de una ciudad en Nuevo México, considerada la cultura estadounidense más antigua, de donde descienden los antepasados de los amerindios.