¡Tarde soñada para Argentina! La agónica victoria ante Nigeria, y la caída de Islandia contra Croacia, le dio a la Selección la posibilidad de pasar a octavos, algo que parecía casi imposible días atrás. Sin dudas un grito de desahogo y felicidad.
Lionel Messi puso en ventaja al conjunto de Sampaoli, con un muy buen gol de derecha tras una excelente asistencia de Ever Banega. El sueño comenzaba a hacerse realidad en San Petersburgo.
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El primer tiempo fue todo para Argentina, para un equipo que había cambiado notablemente su performance y era amplio dominador del encuentro ante el seleccionado africano.
La alegría tendría fin a los minutos de haber comenzado la segunda mitad. El árbitro turco cobró penal para Nigeria, luego de un agarrón de Mascherano. La decisión arbitral generó duda, pero el juez decidió ni siquiera pedir el VAR, y Moses aprovechó la decisión y la cambió por gol.
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La duda y la impotencia se apoderó de un plantel que recibió un baldazo de agua fría. Inmerecido por cierto por lo desarrollado hasta el momento. A partir de aquí, los de Sampaoli atacarían con más ganas que ideas.
El partido llegaba a su fin. Croacia se puso en ventaja nuevamente ante Islandia (2-1), y la Argentina necesitaba más que nunca ese gol que le permita la clasificación.
Pisando el minuto 90, la historia cambiaría completamente. Un centro de Mercado desde el sector derecho, le daría a un embalado Marcos Rojo la posibilidad de, con su pierna menos hábil, hacer estallar de euforia a todo un país.
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Fue triunfo 2-1 de la Selección, y pase a octavos de final donde espera Francia. La felicidad se hizo presente en un seleccionado cuestionado, muchas veces con razón, otras injustamente. El fútbol le dio otra vida a la Albiceleste, pero no habrá que dejar de lado los innumerables errores cometidos, principalmente, por las autoridades de la AFA. Eso sí, ahora, ¡a festejar!
