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miercoles 24 de abril del 2024

Germán Möller, el rosarino que vive su tercer Juego Olímpico: «Lo que se siente es algo maravilloso y único»

Es árbitro internacional de waterpolo y realizó una reflexión sobre las exigencias de los argentinos para con los deportistas: “Vivimos en un país exitista donde siempre se reconoce el logro y no el esfuerzo".

Por Aquiles Cadirola 

La historia de Germán Möller es una entre tantas que dejan los siempre fascinantes Juegos Olímpicos. Es rosarino, tiene 43 años y toda una vida ligada al waterpolo, una de las 39 disciplinas que dijeron presente en Tokio. A los 12 años empezó a jugar a este deporte en Gimnasia y Esgrima, incentivado por su padre que también se desempeñó en la actividad, y poco después combino sus momentos compitiendo dentro del agua como fuera, con una carrera arbitral a la que ahora le dedica el ciento por ciento.

Este referí internacional está viviendo su tercera experiencia en la máxima cita del deporte mundial y aspira a seguir manteniéndose en la élite para las competencias que vengan y alejarse únicamente cuando llegue el tiempo límite de edad, los 60 años, o cuando él mismo diga ‘basta’. En diálogo con Rosario Nuestro contó qué tienen de especial los Juegos Olímpicos, qué tan complicado es pitar en esta disciplina, el recuerdo de los momentos de mayor esfuerzo y sacrificio y sus metas hacia el futuro.

¿Desde cuándo sos árbitro de waterpolo y por qué te inclinaste por este deporte?

Me desempeño como árbitro desde los 17 o 18 años, porque empecé a dirigir en las categorías juveniles, siempre en la categoría inferior a la mía. A medida que fui creciendo, también lo fui haciendo con el arbitraje, siempre de la mano de jugador. Arranqué jugando a los 12 porque mi papá jugaba y me dijo ‘arrancan los chicos de tu edad, fijate si te gusta’ y me encantó. Lo hice hasta los 32 años que por cuestiones de tiempo laborales y demás, tuve que dejar. La carrera de árbitro siempre la llevé de la mano con  lo de jugador, hasta el día de hoy que sigo arbitrando.

¿Qué es lo más difícil de arbitrar un partido de waterpolo? 

Lo más difícil que tiene arbitrar un partido es que uno ve solo el 20 por ciento que pasa, que es de la superficie del agua para arriba. Bajo del agua pasan un montón de cosas que a veces algunas se ven y la gran mayoría no. Esa sería la parte más difícil, además que tenés que tomar decisiones en milésimas de segundo y a cada rato, ya sea para pitar o para no pitar. Es una actividad que desgasta mucho durante un partido, termino muy transpirado porque es constante la toma de decisiones que tenes que hacer y analizar en mínimo tiempo, toda la situación que se está generando y dar justo en la tecla de lo que hay que cobrar.

¿Cuál es el mayor sacrificio que tuviste que hacer en tu carrera?

Como sacrificio, cuando hay torneos los fines de semana y empiezan los sábados y domingos muy temprano, un sacrificio sería levantarse un sábado a las 7 a dirigir un partido, pero en realidad no lo tomo así. A  veces hemos viajado en verano y los alojamientos no tenían ni ventilador, te comían los mosquitos, hacía 50 grados a la sombra y no podías dormir la siesta. Son todos procesos que uno va superando para llegar donde llegué.

En medio de la pandemia, con esta circunstancia tan atípica, ¿costó mucho llegar a Tokio?

Este tercer Juego Olímpico se luchó mucho por el tema que nos complicó y nos cambió la vida a todos que fue la pandemia. Estuvimos muchos meses sin pitar y esperar un año más porque se pospusieron los Juegos, más la incertidumbre de saber si se iban a terminar haciendo. Fue todo un proceso distinto y estresante hasta darse cuenta que realmente se iban a hacer y todo el proceso de papelerío para llegar hasta acá, los estudios médicos correspondientes,  fueron un montón de cosas, no fue fácil.

¿Qué tienen de espacial los Juegos Olímpicos? ¿Qué se siente?

Lo que se siente en un Juego Olímpico es algo maravilloso y algo único. Cada Juego Olímpico ha tenido sus distintas sensaciones. Por ahí en el primer Juego Olímpico uno se ve superado por todo lo que ve, te encontrás con un montón de cosas nuevas, sensaciones distintas, lo vivís más desde el asombro y la admiración que todo lo que pasa en el exterior que desde lo que uno fue convocado para hacer.

El segundo Juego Olímpico también fue algo maravilloso, distinto porque uno ya sabe a lo que se enfrenta o va a vivir y eso hace que con el correr de los años uno esté hasta más pendiente de ser nominado. En este tercer Juego Olímpico, ya lo tomo con otra responsabilidad, tengo experiencia, se sabe exactamente qué pasa en un Juego Olímpico, cuáles son las exigencias”

Lo que si tienen en común cada Juego Olimpico es esa maravillosa sensación que es el máximo torneo al que uno puede aspirar como árbitro y por supuesto como atleta. Sacando el Mundial que es lo más importante para el fútbol, para casi todo el resto de las disciplinas el Juego Olímpico es lo que más puede aspirar un atleta y para nosotros pasa lo mismo.

Cuando mirás hacia atrás y repasas tu carrera, ¿qué es lo primero en lo qué pensas?

El tiempo pasa muy rápido y cuando mira para atrás me encuentro en que he estado en un montón de torneos, con mucha experiencia, muchos años, a la cabeza  se me vienen todos los recuerdos de cuando empecé, de las cosas que uno va pasando, los viajes a lugares no tan confortables como los que vamos ahora. Después la familia y los amigos, que siempre están, son  lo que primero se me viene a la cabeza.

¿Qué opinión te merece las críticas que reciben los deportistas argentinos por no traer demasiadas medallas?

Vivimos en un país exitista donde siempre se reconoce el logro y no el esfuerzo y puedo asegurar que los atletas pasan por un proceso extremadamente extenuante y de una exigencia altísima, lo cual la gente que no es del palo del deporte o que nunca practicó un deporte de manera seria, no conoce lo que es entrenarse para un Juego Olímpico. Del lado nuestro como árbitros, tenemos que rendir día a día, siempre estar en buen nivel para ser convocado pero lo único que tenemos que hacer es pitar los máximos partidos que podamos para seguir compitiendo, pero para los deportistas es una exigencia tremenda, una demanda de muchas horas de entrenamiento, muchos meses y años para llegar a un Juego Olímpico. Estaría bueno que se reconozca o que se difunda o valore todo el esfuerzo que se hace muchas veces con pocos recursos económicos, bancándose el deportista solo desde la parte económica, desde el apoyo psicológico, familiar, ojalá que algún día eso se lo reconozca porque es increíble el esfuerzo que hacen.

¿Cuál es tu próximo objetivo?

Mi próxima meta es seguir estando en este nivel como árbitro internacional. Haber logrado lo que logré hasta ahora me llena como un logro personal, pero me quiero seguir manteniendo en este nivel, en la élite mundial. El objetivo es participar el año que viene del torneo que haya y seguir hasta los 60 años que es el límite o decida dejar de hacerlo.