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viernes 19 de abril del 2024

«La música nos dio otras formas de ver la vida»

Las tres canciones que completaron la primera parte de Simples (Engaño, Para la mano y Que la tortilla se vuelva) se dieron a conocer en junio y agosto de este año, temas comprometidos que hablan de realidades insoslayables con un claro mensaje de lucha. Arbolito brega por el bien común, construye identidades y trabaja por la igualdad desde su arma más convincente, el arte a través de la música y la poesía. Mientras que el primer volumen estuvo a cargo de Pepe Céspedes, bajista de la Bersuit Vergarabat, el segundo trabajo fue producido por Sebastián Schachtel, tecladista de Las Pelotas.

Esta vez, llegan a Rosario a reencontrase con un público que les resulta familiar y los recibe siempre con el corazón y los brazos abiertos para festejar su cumpleaños junto a los locales de Zapatea Lechuza que también cumplen este año una década juntos.

Veinte años puede resultar mucho y a la vez nada, el enriquecimiento personal, artístico suele ser parte de lo ganado, como los amigos que el camino les brindó en cada paso que dieron. Arbolito cumple claramente con estas consignas de dar y sentir con el alma, sin nada a cambio más que el cariño de su gente. Ezequiel Jusid, vocalista del grupo, habló con Rosario Nuestro sobre la independencia que los caracteriza desde sus comienzos, su visión sobre el caso Maldonado y el recorrido de estas dos décadas.

-¿Qué fue lo que los motivó a hacer música y qué le deben?

-Nosotros más que nada somos de ciudad. Generalmente uno en las ciudades vive en una burbuja en la que no podemos ver lo que sucede alrededor, pero sí lo que nos muestra la tele. Gracias a la música, pudimos salir y ver un montón de realidades distintas en un país grande y hermoso como el nuestro. Arrancamos en el año `97, cuando todavía quedaba un tramo del menemismo y cuando una generación comenzaba a manifestarse de la manera que podía. A nosotros, nos agarró en la calle naciendo como banda, primero por necesidad y después porque nos invitaban a tocar en asambleas, escuelas, cárceles y cortes de ruta. Eso nos marcó mucho y nos dio un cachetazo para tener una mirada en la vida.

-Siempre están presentes en las convocatorias populares y la marcha por Santiago Maldonado no fue la excepción…

-Estuvimos invitados por la familia y  musicalizamos una canción de Germán Maldonado, hermano de Santiago. La verdad que no pensamos que íbamos a estar en esa situación. Es una cagada. Por un lado decís `estás en la Plaza de Mayo ante 300 mil personas, pero la tristeza con la que llegamos y nos fuimos fue tremenda´.

-¿Cómo fue el contacto previo con la familia de Santiago?

-El día anterior se comunicó con nosotros Germán Maldonado para decirnos que había compuesto una canción para su hermano y que le interesaba que lo acompañáramos. Entonces lo armamos ahí y se sumó Liliana Herrero y Teresa Parodi. Fue muy emotivo, fuerte y triste.

-¿Cuál es tu punto de vista sobre el conflicto Mapuche?

-Santiago desaparece en el marco de una campaña que se está montando. Necesitan un enemigo interno y en este caso son los mapuches. Esto es para poder liberar y hacer todas las cosas que quieren hacer. Nosotros tenemos conocimiento de que va a haber represas, minería y  frakking, por eso hay que desalojar y el enemigo son los mapuches que es un pueblo guerrero, siempre lo fue y se la bancó históricamente. Esto no significa que sean terroristas. Vos ves el corte de ruta donde despareció Santiago y son diez mapuches contra un ejército que los bombardea y otro mediático que inventa pelotudeces.

-Sin embargo durante todos estos días se puso en duda el origen de los mapuches en Argentina…¿vos que opinas?

-Son burradas de la historia que nos han contado siempre. Los mapuches no son chilenos ni argentinos, son preexistentes a las fronteras y a los países, son pueblos que se han movido siempre. Hoy como está la geografía, hay mapuches argentinos y chilenos, pero es preexistente, es el verso que nos quieren vender  y hacernos creer. Lo que pasa es que lo difunden con mucha fuerza, pero está todo tan armado. Lo más triste es que la gente se lo cree y empieza a repetir como loro. Eso me da mucha tristeza.

– Cambiando de tema… lo de hacer minidiscos fue una idea interesante ¿Por qué lo eligieron para sus dos trabajos anteriores?

-Se dan una serie de condiciones. Por un lado, la cuestión económica. Lo último que hicimos, el DVD Mil colores, fue una inversión enorme y teniendo en cuenta que somos una banda independiente es más fácil encarar producciones más cortas.

– ¿Ustedes eligen a los productores?

– Hasta el momento sí, como cuando estuvimos solos con la discográfica. Teníamos ganas de conocer otros productores más allá de Daniel Buira y Tito Fargo, para implementar cosas nuevas. Por eso pensamos que al hacer materiales cortos podemos interactuar y hacer cosas nuevas. Cada tres temas aparece un productor nuevo. Hoy en día grabar un disco implica mucho esfuerzo físico y dinero para que después la gente no lo escuche. Hoy en día se bajan los temas (de Internet) o usan otras plataformas como YouTube y Spotify. Por ahora la idea es seguir haciendo estos trabajos. No somos una banda muy mediática y eso nos da la posibilidad de estar enfocados en producir cosas nuevas y tener una presencia más cotidiana de alguna manera.

-Supongo que esto los obliga a tocar más seguido en vivo…

-Sí. Igualmente, siempre tocamos mucho en vivo porque nos gusta mucho. Eso nos da la posibilidad de presentar más seguido cosas nuevas. Todo el tiempo estamos compartiendo cosas y es lo que el público quiere además de los clásicos.

-Arbolito junta varias cosas: el público del folklore, del rock, es bastante heterogéneo lo que ustedes generan…

-Somos una banda que surge de haber conocido toda la música folklórica argentina en la Escuela de Música Popular de Avellaneda, pero con una carga cultural rockera propia de nuestra generación, país y ciudad. El rock es parte de nuestra cultura y folklore. El rock argentino es de las mejores propuestas que hay. Los artistas argentinos no tienen nada que envidiarles a los rockeros internacionales. A la hora de hacer folklore salió así, con esa carga cultural, entonces se fue mezclando todo. A la música, las etiquetas se la pone la industria. La gente se emociona o no se emociona y no le preocupa demasiado el nombre con lo que se emociona. Somos bastante desprejuiciados a la hora de hacer música.

-¿Ustedes creen que son generadores de una forma de hacer música? ¿Por qué desde que comenzó la banda hace unos años a hoy, han aparecido muchas bandas con su impronta?

-Nosotros seguimos construyendo un camino que ya había arrancado desde Los Jaivas, o el Chango Farías Gómez, que ya habían abierto ese camino de mezclar el rock con el folklore. Creo que lo que pasó con nosotros fue que lo encaramos sin pensarlo, sin seguir un camino, sin preocuparnos por donde íbamos a tocar. Es cierto que hoy nos llegan mensajes de gente que tienen bandas tipo Arbolito. Evidentemente hemos generado huella en algún lado. Pero no creo que ese camino lo hayamos inventado nosotros. El rock es parte de nuestro folklore como la cumbia y el cuarteto.