Enrique Piñeyro, comandante del vuelo que él mismo organizó a bordo del Boeing 787 de Solidaire, la ONG con la cual realiza acciones humanitarias, sobrevoló una línea imaginaria que recorría la “milla 200″, la distancia desde el continente que delimita la Zona Económica Exclusiva (ZEE) argentina en aguas internacionales, para denunciar la pesca ilegal, depredando con todo lo que encuentra a su paso.
“La idea era trata de generar un hecho para apartarlo de esta discusión agrietada, que son cruces de insultos, y me impresionó que en algo tan fáctico como eso, volar arriba de una ciudad que está adentro de una zona económica exclusiva, no se logra ningún consenso. El resultado fue una negación por parte de la Marina, que mandó un buque patrullero el día antes para decir que estaba todo bien y que eran todos buques pesqueros argentinos”, expresó, al aire del programa El Puente, que se emite por Radio Mitre Rosario, Piñeyro.
Asimismo, aseguró que “no hay forma que un buque controle y además vehíamos que tenía los respondedores apagados. Es decir, el respondedor es algo que te hace identificable. En los casos de los aviones no lo podés apagar porque te podés chocar con otro avión, pero en los barcos los apagan sin ningún problema. De hecho, la milla 200 de la zona exclusiva argentina, es la zona de mayor apagado de arietes del mundo”.
En tanto, sobre lo que ocurre en aguas argentinas, sostuvo: “Hace 40 años que vuelo y cuando volvíamos de Tierra del Fuego, siempre nos pasaba de levantar la vista del tablero del avión y ver un domo de luz a la derecha, y nos preguntábamos ‘qué hace Bahía Blanca a la derecha’, y a 200 o 300 millas empezas a ver un resplandor como el de Buenos Aires”.
Y remarcó que “la pesca ilegal es un flagelo monstruoso, porque no es solamente la depredación de los recursos marítimos y la destrucción del ecosistema; el desastre es a nivel de recursos, económico, operativo, logístico, de especies, todo, es una tragedia. No sólo de la Argentina, nuestro país el el directo impactado, el mundo está viviendo este drama, es la nueva piratería moderna”.
Sobre la repercusión de la iniciativa, el cineasta comentó: “Cuando lo sobrevolás a 5000 pies y estás media hora arriba, es una cosa de locos. Y cuando lo ves desde la cabina, que es un ventanal gigante, las expresiones eran ‘wow’, ‘madre mía’”.
Además, se refirió a la experiencia de encontrar en el mercado de Londres langostinos argentinos: “22 libras dos langostinos, acá no los vemos ni dibujados, se los llevan todos. Es muy impresionante el nivel de depredación. Tenemos 15000 kilómetros de costas y no logramos que coman pescado, es la subutilización de los recursos”.
Finalmente, sobre la participación de funcionarios del gobierno, dijo: “Fueron invitados, nos dijeron que iban a mandar gente pero al final no fue nadie. Es muy decepcionante, no hay forma de discutir esas imágenes. Es como decir que el Éverest no está”.
