El paro general impulsado por la CGT tuvo un alto nivel de adhesión en todo el país. Uno de los puntos claves fue la ausencia de transporte público, que le imposibilitó a miles de personas asistir a sus trabajos, muchos de los cuales cerraron ante la inminente huelga.
Otros decidieron hacer caso omiso y, como todos los días, salieron de sus casas a sus lugares de empleo. La situación se tornó conflictiva cuando, en algunos casos, sindacalistas amenazaron a los comerciantes y empleados que igualmente decidieron trabajar. En Rosario hubo siete detenidos por «aprietes».
En las redes sociales se volvieron virales dos videos de sindicalistas hablando con trabajadores y consultándole bajo qué condiciones estaban trabajando. Sin amenazar pero con actitud desafiante, el accionar de estos sindicalistas generó indignación en decenas de usuarios en Twitter.
La mafia de Moyano apretando a un trabajador.
Paro 25/9 pic.twitter.com/ZVTPeuSRe7— Kirchnigroncha (@rodofaby) September 26, 2018
https://twitter.com/NunkMasKKs/status/1044708881790906368