Tras la derrota del pasado lunes ante Colón en el Gigante y la posterior suspensión del fútbol argentino en todas sus categorías, los futbolistas del plantel profesional de Central fueron licenciados de mínima hasta el 31 de marzo y tienen con ellos una rutina física para seguir desde sus casas, donde realizan el aislamiento sugerido frente al avance del coronavirus.
En diálogo con el programa radial «De Leprosos y Canallas», el preparador físico auriazul, Javier Bustos, brindó detalles de cómo es cada día con los jugadores en esta nueva modalidad. Los entrenamientos comienzan a las 9.30 y el profe les indica, a través de una videoconferencia, qué ejercicio deben hacer y también evacua las consultas que le van realizando.
A su vez, se envió al domicilio de cada integrante del plantel los elementos para que puedan realizar prácticamente todas las tareas que marca el plan, con las herramientas adecuadas. El kit se conforma por: colchonetas, super bands, mini bands, discos y bosus.
Para la hora del mediodía llega el turno de la nutricionista del primer equipo, Cecilia Delpupo, quien les marca los planes alimenticios. «Al tener reducido la cantidad de entrenamientos, también hay que reducir la ingesta calórica”, explicó Bustos, quien además contó que por la tarde es momento del videoanálisis y el Departamento de Imágenes les envía material de acuerdo a lo que el entrenador, Diego Cocca, considere necesario mostrarle a cada jugador según su puesto.
“Estamos reforzando el sistema inmunológico del jugador”, aseguró el profe, quien precisó que les indicaron a los futbolistas que se midan la temperatura diariamente. “Acompañamos el entrenamiento atlético y preventivo de esta etapa. Más la parte aeróbica, velocidad y coordinación que deberán hacer en un espacio que dispongan. Algunos me mandaron fotos del espacio para que adecue el entrenamiento”, agregó.
Con respecto a la situación atípica que están viviendo, Bustos se refirió a cómo los encontrará el reinicio de la actividad: «Tenemos que estar preparados para el reinicio del torneo para que haya una readaptación, porque al perder 15 días y con nuestra metodología que es más situacional o contextualizada que atlética, nos pone en inferioridad y en riesgo la salud del jugador”.
