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jueves 25 de abril del 2024

El Papa pidió «analizar seriamente la reducción de la jornada laboral» y el acceso a un salario mínimo universal

El sumo pontífice envió un mensaje grabado a un encuentro de líderes populares que se realizó de manera virtual.

El papa Francisco reclamó «un ingreso básico, el IBU, o salario universal para que cada persona en este mundo pueda acceder a los más elementales bienes de la vida». Lo hizo en el marco de un mensaje grabado para un encuentro de líderes de movimientos populares, entre los que figuraron algunos argentinos como Juan Grabois.

«Es justo luchar por una distribución humana de estos recursos. Y es tarea de los Gobiernos establecer esquemas fiscales y redistributivos para que la riqueza de una parte sea compartida con equidad sin que esto suponga un peso insoportable, principalmente, para la clase media», expresó, además, el pontífice  y agregó: «Generalmente, cuando hay estos conflictos, es la que más sufre».

«No olvidemos que las grandes fortunas de hoy son fruto del trabajo, la investigación científica y la innovación técnica de miles de hombres y mujeres a lo largo de las generaciones», afirmó en otro tramo de su discurso.

Del evento, que se transmitió en distintos idiomas vía Zoom, participaron cartoneros, recicladores, vendedores ambulantes, costureros, artesanos, pescadores, campesinos, constructores, mineros, obreros de empresas recuperadas y cooperativistas, que expusieron sobre su labor en la pandemia. Entre los argentinos que se sumaron estuvieron, de acuerdo a Télam, los referentes de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), Esteban ‘Gringo’ Castro, Gildo Onorato, Dina Sánchez, Norma Morales, Sergio Sánchez, Jacquelina Flores y Horacio Ávila, entre otros.

A su vez, formó parte el integrante del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral de la Santa Sede, el dirigente social y referente del Frente Patria Grande, Juan Grabois.

«Hay que analizar seriamente» la propuesta de «la reducción de la jornada laboral» y, en ese sentido, consideró que «no puede haber tantas personas agobiadas por el exceso de trabajo y tantas otras agobiadas por la falta de trabajo».

«En el siglo XIX los obreros trabajaban doce, catorce, dieciséis horas por día. Cuando conquistaron la jornada de ocho horas no colapsó nada como algunos sectores preveían. Entonces, insisto, trabajar menos para que más gente tenga acceso al mercado laboral que es un aspecto que necesitamos explorar con cierta urgencia», basó su reclamo.

«Considero que son medidas necesarias, pero desde luego no suficientes. No resuelven el problema de fondo, tampoco garantizan el acceso a la tierra, techo y trabajo en la cantidad y calidad que los campesinos sin tierras, las familias sin un techo seguro y los trabajadores precarios merecen», defendió el Papa, en línea con el reclamo de las denominadas «3T» (Tierra, Techo y Trabajo) que se han convertido en el principal reclamo de los movimientos populares.

Sin embargo, según Francisco, las propuestas «tampoco van a resolver los enormes desafíos ambientales que tenemos por delante», pero las mencionó «porque son medidas posibles y marcarían un camino positivo de orientación».

En tanto, realizó una serie de pedidos por la acuciante situación marcada por el coronavirus en el mundo.  En ese sentido, reclamó «en nombre de Dios a los grandes laboratorios que liberen las patentes» de las vacunas.

«Tengan un gesto de humanidad y permitan que cada país, cada pueblo, cada ser humano tenga acceso a las vacunas. Hay países donde sólo tres, cuatro por ciento de sus habitantes fueron vacunados», remarcó.

«Quiero pedirles en nombre de Dios a los grupos financieros y organismos internacionales de crédito que permitan a los países pobres garantizar Ias necesidades básicas de su gente» y condonen esas deudas tantas veces contraídas contra los intereses de esos mismos pueblos», señaló.

Además, demandó «a las grandes corporaciones extractivas, mineras, petroleras, forestales, inmobiliarias, agro negocios, que dejen de destruir los bosques, humedales y montañas, dejen de contaminar los ríos y los mares, dejen de intoxicar los pueblos y los alimentos».

También pidió «a las grandes corporaciones alimentarias que dejen de imponer estructuras monopólicas de producción y distribución que inflan los precios y terminan quedándose con el pan del hambriento».

En otro orden de cosas, reclamó el fin del comercio de armas, el fin de «los discursos de odio, el grooming, las fake news, las teorías conspirativas, la manipulación política» y que «los gigantes de las telecomunicaciones liberen el acceso a los contenidos educativos y el intercambio con los maestros por internet para que los niños pobres también puedan educarse en contextos de cuarentena».

«Quiero pedirles en nombre de Dios a los países poderosos que cesen las agresiones, bloqueos, sanciones unilaterales contra cualquier país en cualquier lugar de la tierra», manifestó, entre otras apreciaciones y críticas al sistema.