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viernes 19 de abril del 2024

El lobo solitario con el cuchillo

Comienzo esta nota confesando que el gobernador santafesino Miguel Lifschitz no deja de sorprenderme. Todavía no me repuse del asombro que me produjo su insólita apología de Los Palmeras y su “Bombón asesino” que fueron instalados, gobernador mediante, en el mismísimo Obelisco porteño. En la fría y soleada mañana de este 20 de junio apostrofaba  el gobernador a diestra y siniestra que estaba orgulloso de la fiesta cívica que se había celebrado en el Parque Nacional a la Bandera y que lamentaba la inesperada ausencia de Mauricio Macri. Palabras más, palabras menos, sostuvo que “recuperamos un acto con la presencia de los ciudadanos. Sin vallas ni operativos de seguridad especiales”.

Si algo quedó en claro fue que el acto fue una manifestación raquítica de los ciudadanos, quienes brillaron por su ausencia poniendo un marco de verdadera orfandad al homenaje debido a Manuel Belgrano. Una Intendente emponchada producía un mensaje vacuo y carente de contenido que duró apenas tres minutos con exhortaciones abstractas sobre los valores nunca desmentidos a Belgrano.

Lo que sí resultó insólito e imperdonable es que con tan poco público a custodiar se haya infiltrado un energúmeno con un cuchillo hasta las cercanías mismas de los funcionarios presentes. ¿No era que la seguridad estaba garantizada? Por suerte Macri ni se había acercado a la Chicago Argentina. En esta modalidad en la que los violentos han ganado la calle e imponen la vejación física y el escrache por sobre las manifestaciones pacíficas de los ciudadanos, uno entra a cuestionarse si impera ese mandato constitucional de que el pueblo no delibera ni gobierna sino por medio de sus representantes. Ahora parece el pueblo gobierna no por sus representantes sino por gente con el rostro oculto y con cascotes en las manos.

Un lobo solitario llegó con un cuchillo pero ya estaban al acecho las columnas contra el F.M.I, el tarifazo y la inflación. La consigna parece ser “ganar la calle a cualquier costo” y desestabilizar en lo posible al gobierno macrista. No importa que a Baradel o a Bonafini no los voten ni los familiares, lo que hay que conseguir es cortar rutas, calles, puentes, ocupar escuelas, detener los subterráneos, interferir agresivamente en los actos públicos, homenaje a la Bandera incluído.

Gran parte de tanta violencia agazapada fue desarticulada inmediatamente con la simple ausencia de Macri. Por la tarde, el público se acercó a presenciar diversos espectáculos musicales montados en las inmediaciones. El circo gratuito remplaza al merecido homenaje a Manuel Belgrano que brilló por su ausencia.

El palco del Monumento puede ser usado por cualquiera. Hace seis años la ex Presidente CFK,a metros de la intendente emponchada Mónica Fein, le había gritado la consigna “Vamos por todo” a los pibes de la Cámpora. Fue muy cerca de donde se paseó ahora el lobo solitario con el cuchillo, que en realidad no preocupó ni mosqueó al Gobernador ya que la seguridad la tenía  garantizada.

Y finalmente privó la sensatez y Macri no vino. El gobierno, con el ministro Frigerio a la cabeza, festejó el 20 de junio en Pueblo Belgrano, Entre Ríos. Lo hubiera podido hacer en Villa General Belgrano, en el valle de Calamuchita, Córdoba. Y si es por buscar algún lugar con el magno apellido podrían haber hecho el festejo en Colonia Belgrano, SantaFe, pago donde naciera Silvio Soldaán. La democracia sigue brindando ejemplos a doquier acerca de cómo se terminan imponiendo los violentos, aunque sean grupos minúsculos y repudiados por gran parte de la opinión pública. En un todo conforme con tanta sinrazón, el gobernador Lifschitz fue preso de una inesperado ataque de amnesia y el día 20 se manifestó decepcionado por la ausencia presidencial olvidando que fue él mismo quien 24 horas antes se había dirigido a las oficinas de Protocolo Nacional recomendando que Mauricio Macri ni se hiciera ver por Rosario.