El fallecimiento de Julio César Toresani dejó un profundo dolor en el ambiente del fútbol. El Huevo apareció sin vida en el Predio de la Liga Santafesina y sus restos fueron inhumados en la capital provincial.
José Sand, actual futbolista de Lanús, envió un aviso fúnebre al diario El Litoral de Santa Fe por la relación que mantuvo en Colón de Santa Fe y por la injerencia que tuvo para su llegada al Granate.
¿Cómo arrancó esta historia?
En 2007, el equipo que comandaban Ramón Cabrero y Luis Zubeldía tenía todo lo que un equipo quisiera tener. Experiencia y promisoria juventud. Sin embargo, le faltaba algo vital: un 9 goleador. En la primera mitad de aquel año, Lanús sólo había conseguido 24 goles en 19 partidos y su máximo anotador, para ilustrar la malaría, fue Agustín Pelletieri, un volante central de marca. Por eso, hubo que salir a buscar centrodelanteros confiables.
Entre los nombres en cuestión apareció el de José Gustavo Sand, quien venía de hacer bien los deberes en Santa Fe. Por eso mismo, desde la dirigiencia de la institución granate sondearon a Claudio Enría, un ex Lanús y compañero del correntino en el Sabalero, para ver si podía ablandarlo.
«Yo estaba en Colón. Venía de meter siete goles en el torneo y un compañero, Claudio Enría, una noche, estando concentrados, me dijo que le estaban preguntando por mí. El Caio me dio excelentes referencias del club. Además, había un plantel armadito, que jugaba bien, con muchos chicos y un gran cuerpo técnico. Así, cuando terminó el campeonato, llegó mi representante Juan Cruz Oller y me puso dos propuestas sobre la mesa. Una, la del Necaxa mexicano y otra la de Lanús», expresó Sand.
Y agregó: «Estaba entusiasmado y el Huevo Toresani, mi técnino, terminó por decidirme. ‘Ese es el equipo para vos, el único que te puede hacer campeón’, y así arrancó todo».
