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sábado 20 de abril del 2024

El español más buscado por la Europol se escondía en la casa de la madre

Hace dos años, los agentes del Grupo de Fugitivos de la Policía de Madrid que le seguían los pasos a Esteban Vacas García se presentaron en la casa de su madre, en la calle Coral de Salamanca. Esteban, de 49 años, había desaparecido en enero de 2007, cuando debía ingresar en prisión al ratificar el Tribunal Supremo la pena de 14 años de cárcel que le había impuesto la Audiencia Provincial de Salamanca por agresión sexual y violación a una menor de 15 años. Se trataba de la mayor de las dos hijas que su pareja, con la que llevaba 10 años de convivencia, tenía de una relación anterior.

Detienen a Esteban Vacas, el español más buscado por la Europol

Los agentes tocaron la puerta de la madre, se identificaron como policías y la señora Modesta, 75 años, viuda, les invitó a entrar amablemente: «Pasen, pasen». Los del grupo de fugitivos se sentaron en el salón e intentaron convencerla de que revelara el paradero de su hijo: «A ver si podemos localizarlo, mire que es mejor que cumpla condena que no andar huyendo…». Modesta les respondió que sabía dónde estaba su hijo, pero que era muy cuidadosa con las comunicaciones porque no quería que lo detuvieran. Para mostrar que no tenía nada que ocultar, enseñó la casa -cocina incluida- a los agentes, que habían acudido sin orden de registro.

El pasado miércoles, sobre las 18.30 horas (hora de España), los policías tocaron de nuevo la puerta de Modesta, esta vez con una orden judicial en la mano, y ella abrió sin preguntar quiénes eran. A Esteban Vacas, que estaba con la consola de videojuegos en medio de una partida, le pilló totalmente desprevenido la visita: «Mamá, ¿por qué le has dejado entrar?», protestó. Más tarde, ya con las esposas en las muñecas, confesaría a los agentes que dos años atrás, mientras ellos conversaban con la madre y entraban en la cocina, él se encontraba a escasos centímetros, agazapado bajo el fregadero, en un cubículo que había acondicionado precisamente para esconderse si venían a detenerlo.

Era el fin de una década de búsqueda que ha incluido decenas de horas de vigilancia de la vivienda y seguimientos a Modesta y a otros miembros de la familia. «Por los movimientos bancarios de la madre y otros indicios sabíamos que la familia le estaba dando sustento, pero pensábamos que se encontraba en Portugal o en la zona de Extremadura«, explica el inspector al cargo del Grupo de Fugitivos de Madrid, responsable de la investigación. «Los comenzamos a seguir cada vez que salían de Salamanca en todos sus desplazamientos por España. Pedimos la colaboración de las plantillas de policía de los lugares por los que se desplazaban, pero sin resultado positivo», añade.

Hasta que en noviembre de 2016, en un intento por impulsar la búsqueda y pensando que podía encontrarse en Portugal, se pidió a Europol, que coordina a las policías europeas, que incluyera el nombre y la imagen de Esteban Vacas en su lista de los más buscados. Todos los medios de comunicación difundieron la fotografía del «español más buscado de Europa» y la maniobra surtió efecto. Varias personas aseguraban a la Policía haberlo visto en Salamanca. Otras llamadas ciudadanas, de hace sólo 10 días, afinaban aún más: el prófugo podría encontrarse en la casa de su madre, aseguraban. En el barrio lo habían visto salir de ese portal, a altas horas de la noche, para fumarse un cigarrillo en el jardín que hay entre los bloques.

Los del Grupo de Fugitivos montaron entonces un dispositivo de vigilancia en torno a la casa de Modesta. «Todo el mundo nos decía que la madre vivía sola, pero escuchábamos a un varón dentro, jugando a la videoconsola: ‘Mátalo, atácale’, se le oía», explica el responsable de la investigación. Ante las evidencias, un juez autorizó el miércoles la entrada en la vivienda y allí estaba Esteban, a los mandos de la videoconsola.

No se sabe cuánto tiempo llevaba refugiado en casa de la madre, pero lo que sí parece cierto, a juzgar por los comentarios de sus vecinos de escalera, es que ha sido bastante discreto: «No, no, en ese bajo sólo vive una señora viuda, está sola, tiene hijos pero ellos están fuera», insiste un inquilino, quien también desconocía que uno de los hijos de Modesta tuviera problemas tan serios con la ley.

La sentencia que condena a Estaban Vacas a 14 años de prisión incluye el duro relato de cómo forzó a la menor. Tras una primera agresión, la adolescente calló por la amenaza de que si se lo contaba a su madre «las mataba a las dos». Luego vino un segundo ataque -calificado en la sentencia de violación- que la sumió en un estado de «acusada tristeza y depresión», lo que alertó enormemente a su madre. Finalmente, la menor contó lo que Esteban Vacas le había hecho y la madre lo denunció.

Fuente: El Mundo.