Isidoro Quiroga es uno de los nombres que quizás no conozcamos, pero deberíamos y por varios motivos. No sólo es el hombre que trajo el kiwi (sí, la fruta) a Chile en los años 70, sino que, además, es uno de los hombres de negocios más destacados del país gracias a su trabajo en el sector energético y alimentario.
Es alguien a quien la fama no le interesa, pero sus múltiples aciertos comerciales no pueden pasar desapercibidos. Condujo una empresa salmonera durante una crisis que podría haberla dejado fuera del mercado (como a muchas otras) y, como si fuera poco, ese mismo año logró que la empresa operara en la bolsa de valores de Santiago de Chile.
También consolidó una venta de una empresa norteamericana del sector energético con un margen de ganancias increíbles. Había entrado al comité directivo unos años antes a través de algunos títulos y acciones, y fue adquiriendo más hasta que se hizo del control de la misma. Trabajó en ella, la hizo crecer y decidió venderla.
Hoy en día, sus ojos están puestos en el prolífico Silicon Valley de California, cuna y polo tecnológico mundial.
Pero ¿quién es este hombre con visión sagaz y conducta impecable que muchos no conocen?
Isidoro Quiroga es un hombre de negocios chileno nacido en la región de Los Andes. Trabajó con su padre en su pequeña empresa agrícola familiar y fue allí que tomó el gusto de trabajar con sus más cercanos. Es así que hoy dirige el holding de empresas Asesorías e Inversiones Benjamín, en el que trabaja codo a codo con sus hijos. Es un hombre de familia que vela por los intereses de sus más allegados y no está interesado en hacerse conocer.
En la década del 70 termina sus estudios de Ingeniería en la Universidad de Chile y realiza un viaje exploratorio a los Estados Unidos. Allí, le es presentada la fruta del kiwi y tiene la intuición de saber que sería muy exitosa en Chile. A su regreso, decide invertir en importarlo y logra su primer súper acierto comercial, lo que lo hace entrar de lleno en las grandes ligas de la industria alimenticia.
Así comenzó su carrera comercial. Decidió realizar inversiones en industrias tan diversas como la energía, la telefonía, la minería, la inmobiliaria y, claro, continuó en la alimenticia. Participó en importantes empresas, como la salmonera Australis Seafoods, el gigante de las comunicaciones Telefónica, la empresa proveedora de energía Pilmaiquén y empresas productoras de vino, aceitunas y aceite de oliva en la región de Los Andes, tanto en Chile como en Argentina.
A nivel internacional, ha invertido en negocios inmobiliarios en Argentina, en negocios mineros en Australia, en empresas diversas en EE. UU. y en otros negocios en Latinoamérica y algunos en Europa. Quiroga es un hombre seguro que no les teme a las fronteras.
Tanto es así que, según él, el contexto actual post-pandemia del COVID-19, que afectó y atemorizó a muchos en cuanto a oportunidades de negocios, es un momento oportuno para realizar inversiones. No es por nada que se hizo de ventas con márgenes extraordinarios que, más allá de lo económico, representan una sagacidad única para los negocios.
En resumen, Quiroga es un empresario que no le teme a la adversidad ni a la distancia, y mucho menos al éxito. No nos queda más que admirar su trayectoria y esperar sus próximos aciertos, que probablemente sigan dando de qué hablar.
