La salud de Sergio Denis mantiene en vilo al país. El cantante se cayó de un escenario mientras brindaba un show en el Teatro Mercedes Sosa en Tucumán y está grave. No es la primera vez que Denis protagoniza este tipo de accidentes. En la década del ’70 vivió una situación parecida cuando actuaba en Tunelmanía, un boliche rosarino epicentro de la noche de la ciudad de esa época. Mario Spirandelli, propietario de la discoteca y testigo del episodio, contó lo sucedido en aquel momento, al aire de El Puente que se emite por Radio Mitre Rosario.
En diálogo con el periodista Leo Régoli, Spirandelli, recordó que el incidente se produjo sobre el final de la presentación cuando Sergio Denis saludaba al público que lo ovacionó con un caluroso aplauso. El artista se estaba despidiendo de sus fans sobre el escenario, una estructura de vidrio montada sobre rieles de 2,40 metros de altura, cuando empezó a caminar para atrás, no advirtió que no había baranda y cayó. «Fue inmediatamente llevado al sanatorio Mapaci, donde hoy está Pami que quedaba a una cuadra y media, y estuvo 24 horas en observación», reveló.
En ese sentido, remarcó el gesto del autor de Te quiero tanto, quien resultó ileso.»Quiero destacar la extraordinaria nobleza de Sergio Denis porque asumió la responsabilidad de la caída diciendo que él no había ido a observar previamente el lugar donde iba a actuar». A su vez, comparó el contexto de la época con el actual. «Nosotros nos ofrecimos a pagarle el caché por la no presentación del día siguiente y además, armamos un sistema de contrataciones conjunto para que podamos recuperar esa plata paulatinamente», conductas humanas insospechadas para los tiempos que corren.
Por otra parte, Spirandelli se remontó a los orígenes de Tunelmanía, el boliche que fue furor en Rosario en la década del ’70, ubicado en el túnel del exferrocarril, que abrió sus puertas para la apertura de Canal 3. «Fuimos a licitación con Coco Benzi, Carlos Silvetti y José Luis Raggi (otros empresarios locales) y ganamos los primeros 100 metros del túnel. El primer problema que teníamos era cómo rellenábamos ese túnel, porque representaba una fortuna».
Finalmente, recordó la ayuda y asesoramiento que recibieron por parte de Osvaldo García Conde, exgerente de la citada señal. «Hicimos una escenografía que emulaba una estación de trenes. Por eso, estaba decorado con durmientes, con rieles y señales de trenes. Era muy pintoresco. Entraban 2000 personas y había matiné».
