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sábado 04 de mayo del 2024

Detrás de bambalinas

La disputa electoral provincial no es una precuela de lo que sucederá en 2019. Los tres grandes electores se guardaron en esta contienda a diferencia de lo que sucedió en Rosario. Ventajas y desventajas de quedar lejos de los flashes.

Omar Perotti, senador nacional, Antonio Bonfatti, Presidente de la Cámara de Diputados provincial, y José Corral, intendente de la ciudad de Santa Fe, quedaron afuera de la competencia en las urnas en 2017. Pero nadie puede discutirlos dentro de sus frentes como los números puestos para encabezar sus proyectos en 2019.

Los tres coquetearon con ser candidatos ahora. Perotti prefirió seguir en el senado nacional con la tranquilidad de que aún le quedan 4 años y medio más. Además, sabiendo de la necesidad de Rossi de bajar a la provincia a competir nuevamente por un escaño, eligió no ir a una riña interna y dejar que juegue por su sector del peronismo más puro Alejandra Rodenas. Los acuerdos pueden ser dos: pacto de no agresión con Cambiemos o pacto con Rossi para tener el camino allanado de cara a las elecciones a gobernador. Lo cierto es que son meras especulaciones y quedó afuera de la discusión.

Bonfatti se posicionó hace dos años como el mejor elector del Frente Progresista tras cosechar más de 700 mil votos. Sin embargo, no mostró las cartas en las intermedias y puso todos los cañones apuntando a quedarse nuevamente con el mando de la Casa Gris. Con una reforma constitucional que tiene que pasar por sus manos, tiene la tranquilidad de que la reelección de Lifschitz no va a ser un hecho y que el socialismo lo va a elegir como el reemplazante natural. Dados los resultados de las PASO podríamos analizar que no se equivocó tanto, ya que el eje sigue centrado en la grieta nacional y en ese contexto es muy difícil asomar la cabeza.

Inclusive, tras el magro porcentaje obtenido en las primarias, el ex gobernador comenzó a tomar un papel más activo en la campaña con publicaciones en redes y apariciones en medios tradicionales de comunicación.

Corral, sin embargo, no tuvo opción. Sus chances se esfumaron cuando perdió la presidencia del Concejo de La Capital y tuvo que reconfigurar el armado político en su ciudad. Dejar la intendencia para ser candidato fue una opción válida hasta que sucedió esto, pero con el hecho consumado eligió seguir hasta en 2019 comandando la intendencia y eligió a Albor Cantard como su hombre en Cambiemos. Tiene la llave de la Casa Rosada, no es un dato menor. Es el presidente de la UCR. Y juega con la tranquilidad de que Mauricio Macri lo va a apoyar para que sea el capitán que lleve a Cambiemos a gobernar la provincia por primera vez después de los dos intentos frustrados a cargo de Miguel Del Sel.

Es un arma de doble filo quedar atrás de los flashes. Por un lado la imagen no se desgasta y llegan enteros a la hora de la verdad. Pero por el otro, pueden quedar muy lejos en la carrera, y hoy el electorado se olvida rápido de los fracasos pero sobre todo de los logros. Descansar en los laureles puede ser un pecado capital para los grandes electores de los 3 frentes políticos santafesinos.

En rosario será un ensayo

El 22 de octubre Roy López Molina, Roberto Sukerman y Pablo Javkin juegan el partido de ida. La vuelta va a ser en 2019. Juegan muchos factores en esta elección y cada uno de ellos son motivo de análisis de otra columna. Pero lo que sí sabemos es que hoy son los 3 mejores candidatos de cada espacio político local.

López Molina se fortaleció después de ganar una fuerte interna contra Anita Martínez. Roberto Sukerman, aunque se haya referenciado históricamente con el kirchnerismo, parece tener el consenso de todos los sectores del PJ para levantar las banderas del peronismo. Y Pablo Javkin debe revalidar su conquista de 2015 en las elecciones de octubre, mostrando sus credenciales para seguir teniendo el consenso interno en el Frente Progresista.

Lo que suceda en las generales seguramente va a dejar victoriosos y heridos. Ninguno de ellos tiene asegurada la candidatura. Hasta en las últimas semanas sobrevoló la posibilidad de que el gobernador Miguel Lifschitz “baje” a Rosario para sostener el histórico bastión socialista de Rosario, aunque tímidamente lo haya negado. Falta mucho, pero ya están precalentando para salir a la cancha a jugar el primer tiempo.