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jueves 25 de abril del 2024

Dancing Mood: el desafío de la música instrumental

El arte y la sensibilidad van de la mano. Ni hablar de la música. Una canción toca fibras sensitivas difíciles de explicar. Moviliza o no, y punto.  Eso es lo que que logró Hugo Lobo, trompetista y baterista, a través de Dancing Mood, la big band (conjunto de muchos músicos) más importante de la escena nacional. Con un estilo complejo, inusual; el instrumental, conmueve y hace bailar al público al ritmo del reggae, el ska y el jazz. En diálogo con Rosario Nuestro cuenta los detalles que lo llevaron a esa elección creativa, la disyuntiva entre sus dos instrumentos de cabecera, los gustos musicales, y más.

Lobo explica que la decisión de abocarse a los sonidos sin voces viene de la música que  siempre escuchó:»Principalmente el ska, pero además el jazz y el soul. También por el hueco estilístico que había en el país. Hasta ese entonces no existía ninguna banda que interpretara el ska de manera instrumental». Se refiere a los orígenes de Dancing Mood, allá en los comienzos de 2000.

Hijo de un reconocido folclorista tucumano, Rubén Lobo, pionero en trasladar la batería a la música popular, lo suyo es otra cosa. Trabaja géneros alejados de la herencia familiar: el reggae, el jazz y el ska. Al último se acercó, por una cuestión generacional: «por Los Fabulosos Cadillacs, uno cuando es pre adolescente es muy difícil que comparta el folklore con su padre,eso llega mas de grande», precisa.

Ya a los cinco años tocaba la batería. La trompeta también estuvo entre sus primeros amores. Por ella se decidió a los 15 años. «No fue tan difícil, por los estilos que me gustan. La trompeta siempre tuvo un gran protagonismo,y creo que por eso terminé eligiéndola»,  sostiene.

A lo largo de su carrera compartió escenario con varias bandas y solistas reconocidos: Mimi Maura, Attaque 77, Viejas Locas, sólo por mencionar algunos. De esas experiencias rescata  haber conocido «gente fabulosa,en su mayoría, y el aprendizaje de interpretar diferentes géneros», cierra.

En un viaje por distintos géneros al son de los vientos, percusiones y cuerdas, Dancing Mood, cuenta con casi dos décadas de permanencia en los escenarios del país. Una vez más, los rosarinos podrán deleitarse y bailar bajo el reto de la música instrumental.