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martes 23 de abril del 2024

¿Cuánto cuestan las malas decisiones?

Por Sebastián Rivas, Marketing Audiovisual en APKMT

Los profesionales en marketing y los emprendedores debemos enfrentarnos a tomar decisiones de forma constante. Recae una responsabilidad muy grande sobre nosotros, donde una decisión tomada puede significar el éxito o el fracaso de la organización.

Si bien hoy en día contamos con cientos de herramientas que nos disminuyen la probabilidad de error, siempre habrá un porcentaje donde reinará la intuición y también, por qué no, la suerte. No existen análisis, investigaciones de mercado, proyecciones y KPI que reemplacen el factor humano.

La nota de hoy es para reconfortarlos un poco por si andan estresados por alguna mala decisión, ya que difícilmente sea tan grave como la que tomó en el año 2000 John Antioco, CEO de Blockbuster, esos locales inmensos donde tirábamos películas por un buzón.

En aquél entonces, la empresa andaba en su mejor momento, y por eso pudo reírse con liviandad de la propuesta que le hacía un hombre de 40 años en su oficina. Reed Hastings le contaba a Jonh que le parecía absurdo pagar 40 dólares por no devolver a tiempo una película, así que le proponía un modelo de negocio nuevo donde los clientes pagaran una tarifa mensual por un número ilimitado de alquileres y olvidarse de las multas. Al CEO de Blockbuster le pareció que tan absurda propuesta apuntaba a un nicho demasiado pequeño, por lo que le pidió a Redd que que abandonara su oficina. Al pobre Reed no le quedó otra que seguir sólo con su propia compañía: Netflix.

El resto de la historia ya la conocemos. Diez años después Blockbuster se declararía en quiebra, cerrando más de 1500 establecimientos, mientras que Netflix superaría la facturación de los 2600 millones de dólares. Pero la pregunta es, ¿podemos culpar a John por su decisión? Reed Hasting le estaba proponiendo un modelo donde eliminaba las dos principales fuentes de ingreso de su compañía, el pago por alquiler de cada película y la penalidad de las mismas.

Las malas decisiones abundan en las organizaciones, y siempre nos tocará un momento donde el error humano se hará presente. La cuestión es qué hacemos con ese error para que no nos lleve a una muerte definitiva. Siguiendo con el ejemplo de la industria del cine, a principios de 1975 Sony lanzaba Betamax, la videocasetera que debería competir con el hoy conocido e histórico VHS. Sony comenzó la guerra buscando liderar en lo técnico, y tratando siempre de permitir más horas de grabación que su competidor. Pero al centrarse en lo tecnológico, se olvidó de buscar alianzas en el mercado.

Las productoras generaban contenido con VHS, por lo tanto el consumidor terminaba eligiendo estos reproductores ya que lo que querían ver venía en ese formato y no en Betamax. Sony había sufrido su mayor derrota, pero tiempo después tendría su revancha, el DVD. Aprendiendo de su error, la compañía buscó garantizarse que los generadores de contenido utilicen el nuevo formato que proponían, así que termino adquiriendo la empresa Columbia TrisStarPictures y gastando 7000 millones de dólares en un estudio cinematográfico y una casa discográfica*. La estrategia fue un éxito, con el DVD la empresa japonesa había recuperado el lugar que le correspondía, ser líder en innovación.

Por eso, ¡no desesperen! Errar es humano y aprender de los errores, también.