«Estamos pisando la tierra que ha pisado el Ejército de Los Andes». Parece poco pero es demasiado. Es lo que justifica la emoción de Silvia Magaz, una de las 240 personas que está cruzando Los Andes a lomo de mula. «Todos los días se siente, todos los días rememoramos lo que ha pasado por este mismo lugar», dice la mujer, recién jubilada, a través los micrófonos de Radio Mitre Rosario.
Silvia Magaz oficia de cronista como ya lo han hecho organizadores y aventureros a lo largo de esta última semana. El ejercicio es sencillo: levantar el teléfono y contar. Nunca se repiten las historias, aunque hay similitudes entre todos: las emociones y el aprendizaje son los valores que más se destacan.
«Comencé mi primer año jubilada, he recuperado mi tiempo y estoy en un momento de la vida para reflexionar. Para mí, lo más importante de este viaje es encontrar la esencia de dónde venimos, de estos hombres que han hecho nuestra patria esta patria», dice la mujer con convicción. «Lo que yo he vivido aquí es una intensa sensación de que nuestras bases son sólidas, que aquí hay garra, esencia, y que vamos a poder recuperar nuestras instituciones y nuestro país».
Silvia está en Puente del Inca, a más de 2700 metros de altura. El camino que sigue, mientras habla con Radio Mitre y se redacta esta nota, es hacia Las Cuevas. La mujer describe el recorrido como un lugar lleno de obstáculos. No sólo eso. También colmado de incomodidades: «Desde montar unas cuantas horas hasta el oxígeno, o la falta de baños». Sin embargo, también entiende que frente a eso, las 240 personas tiene una misma actitud: todo en el cruce de los Andes se hace con «muchísima alegría».
Lea más: “El Cruce de los Andes es una de las experiencias más hermosas de mi vida”
