Los diez rugbiers detenidos acusados del asesinato de Fernado Báez Sosa en Villa Gesell ya transitan sus primeros días en la cárcel de Dolores. Están alojados en una celda apartada en la que hay cuchetas y un solo baño, pero no comparten espacio con otros recursos. La periodista Betiana Insaurralde contó en el programa Nosotros a la Mañana detalles del momento de la llegada de los jóvenes arrestados.
La unidad que trasladaba a los rugbiers salió de Pinamar en horas de la madrugada del miércoles y dos horas más tarde llegó a Dolores. El traslado estuvo escoltado por agentes del Grupo de Apoyo Departamental (GAD) y al momento de pisar la prisión, fue un momento chocante para los jóvenes detenidos: «Tenían pánico de ingresar y no recordaban datos básicos», dijo la periodista. Y detalló: «No se acordaban ni del segundo nombre».
Los imputados fueron alojados en la alcaidía del complejo, cerca de los reclusos “evangélicos”, que son los de mejor conducta. Sin embargo, no tendrán contacto con la población carcelaria para resguardar su integridad y para que lleguen en buenas condiciones físicas al juicio. Además, cada vez que deban abandonar la celda, serán escoltados por guardias. Permanecerán en ese lugar hasta que se defina la situación procesal de cada uno.
Uno de los más involucrados en el homicidio de Fernando es Máximo Thomen, reconocido una y otra vez en la rueda de reconocimiento e imputado como coautor del crimen. Sin embargo, pese a las serias acusaciones en su contra, la periodista reveló que «no era el más nervioso» del grupo de rugbiers que ingresó a la cárcel.
Además, reveló que desde el Servicio Penitenciario se les ofreció contención psicológica a los detenidos, pero ninguno de ellos aceptó recibirla todavía.
