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viernes 19 de abril del 2024

«Con el disco Del 63 de Fito nos queríamos matar”

Richard Coleman es uno de los músicos que imprimió un sello cualitativo a la vanguardia música del rock nacional de mediados de los ochenta. El ultimo respiro de la última dictadura cívico militar, con los albores de la guerra de Malvinas, reverberaba en argentina un cúmulo de músicos favorecidos por la directiva gubernamental de no difundir música en otro idioma que nos sea castellano. Un puñado de ellos era parte de la movida de Rock Nacional, entre los que se encontraban los integrantes de la Trova Rosarina.

Por el otro camino, Coleman y otros músicos aspiraban a la vanguardia, sentían la necesidad de cruzar hacia otra vereda. Los sonidos de la New Wawe eran de sus anhelos.

Días atrás, el músico que integró Los Siete Delfines y acompañó a Gustavo Ceratti  y Charly García en varias producciones, declaró en el matutino Clarín que las compañías discográficas habían echado mano sobre los integrantes de la Trova Rosarina, entre otros músicos, para usarlos provechosamente en esa coyuntura y de esa forma aumentando en chauvinismo que reinaba en ese momento.

“Más allá de todo eso yo sé lo que dije y lo que pienso. Estamos hablando de un pibe de 18 años que se educó durante el gobierno militar, que le gustaba la música y quería ser músico, y que estaba siguiendo la nuevas tendencias porque lo que quería era un cambio”, dijo a Radio Mitre Rosario sobre lo escrito en el diario.

“Nosotros a partir de eso buscábamos algo que nos represente, digo el grupo con el que yo me movía. No sé cuantos éramos no sé qué representación teníamos socialmente, porque no teníamos redes para comunicarnos, nuestras redes eran el colectivo”, recordó sobre sus primeros años en el mundo de la música.

Para Coleman, ellos representaban el futuro y sentían que la música que se difundía, “ya estaba escrita y era vieja”. La canción triste y testimonial no era lo que buscaban. “Empezamos a hacer música que sentíamos que tenía mucho que ver con el futuro, para lo nuevo siempre hay mucha resistencia y especialmente la industria y los medios de difusión porque no le mueven la aguja, no vende”.

Coleman manifestó que, en ese momento, las disquerías se quedaron sin catalogo para pasar en las radios, y los jóvenes querían escuchar algo nuevo. “Había un poco de resistencia hacia lo que era la New wave porque era la música divertida, no era muy comprensible, parecía pasatista y como se quería reivindicar y poner ciertas banderas a los jóvenes, los tipos seguían tratando de reforzar el concepto del rock que habla de la libertad, entre comillas, la retorica vinculada a la protesta y la canción social”.

Cuando apareció Virus y empezó a vender discos, las compañías trataron de buscar bandas con ese estilo, el mercado encontraba nuevamente una representación aunque lograr una conformidad. “Uno tiene su idealismo especialmente de pendejo y con las perspectivas del tiempo ves la cruda verdad y en ese momento parece que hacía falta algo nuevo, y aparece con algo bien hecho pero no era lo que representaba a la mayoría”.

Con respecto a la trova Rosarina dijo que “eran los chicos que vinieron de Rosario y de repente los de la compañía los pusieron por que vieron que eran sangre nueva”. En continuidad agregó: “Eran frágiles y los podían usar, agarraron todo el paquete los hicieron firmar un contrato que no querrían ni ver y los mandaron como el nuevo Rock Nacional y los chicos cayeron en esas manos”.

Cuando Fito salió con su disco Del 63, Coleman recuerda que con sus amigos “se querían matar” ya que no los representaba. “La culpa no fue de Fito,  fue de los que querían representarlos y de  la gente que querían capturar”. “Cuando sale Virus y también la Trova Rosarina, nosotros queríamos wadu wadu porque era divertido y queríamos un poco de pelotudez y Fito cantaba Puñal tras Puñal , nosotros estábamos buscando un avance cultural y estético”, finalizó.