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miercoles 24 de abril del 2024

Chips Sexuales

Los llamados Chips Sexuales son implantes subdérmicos de testosterona. La testosterona es una hormona sexual presente tanto en varones como en mujeres, a la cual entre otras funciones se le atribuye un importante papel en el deseo sexual.

En estos implantes se trata de hormonas bioidénticas, que teniendo un origen vegetal, se modifican hasta lograr que pese a ser exógenas, sean biológicamente idénticas a las hormonas producidas endógenamente por los seres humanos.

Consultando con algunos especialistas urólogos, ginecólogos, andrólogos y endocrinólogos de la ciudad de Rosario con quienes suelo estar en contacto, me dicen que en Rosario no se realiza esta práctica, que quienes lo tienen probablemente se lo implanten en el exterior del país o a lo sumo en Buenos Aires.

También manifiestan serias dudas en relación a su eficacia, sin contar con que en muchos casos hasta podría estar contraindicado. La Sociedad Norteamericana de Menopausia, en una publicación de 2017 referida a las Terapias de Reemplazo Hormonal, se expide en relación a las hormonas bioidénticas alertando sobre la falta de regulación en la aplicación de las mismas, el desconocimiento de la formulación exacta, la presencia de impurezas, y en definitiva la falta de evidencia científica y de seguridad en su uso. Por lo cual desaconsejan su uso excepto que por alguna razón no puedan administrarse los tratamientos aprobados.

Ahora bien, independientemente de los reparos que puedan existir al interior de la propia medicina, el uso de estos recursos parte de una premisa cuestionable en sí misma: el rol sobrevalorado de las hormonas en la respuesta sexual.

La sexualidad humana integra una complejidad psico bio social que excede ampliamente los determinantes biológicos. Dentro de la respuesta sexual humana, que incluye las fases de deseo, excitación, meseta, orgasmo y resolución, el deseo es la fase donde más se pone de manifiesto la subjetividad y está mucho más atravesada por el orden simbólico que por las hormonas.

El deseo entendido como interés, pensamientos espontáneos o fantasías sexuales, requiere de la capacidad simbólica, privativa de los humanos y que nos permite estructurar el pensamiento y la comunicación a través del lenguaje. Esto nos diferencia de otras especies animales por la capacidad de representar en ausencia, para lo cual es precisa la abstracción, la imaginación y el manejo del tiempo futuro.

La Función Erótica, definida por Gerard Zwang como el ejercicio consciente del placer sexual, se vale más de las significaciones personales, las creencias, las pautas culturales y la circulación del poder, que de las hormonas o cualquier otra sustancia orgánica para activar el deseo. Deseo que de tan complejo se vuelve frágil, al punto tal de que así como una mirada lo enciende intempestivamente, una sola palabra es capaz de extinguirlo de forma irremediable. Y nada de eso se sustenta con hormonas.

La rutina, la percepción de inequidad dentro de un vínculo, la violencia invisible, la falta de conexión fuera de la cama, la ansiedad, la depresión, el miedo, el estrés, los prejuicios y la culpa, son los enemigos íntimos del deseo, y ninguno de ellos se elimina con una dosis de testosterona.

La complicidad, la rienda suelta a las fantasías, la intimidad (conocimiento y confianza), la novedad, la admiración, la diversión, la aceptación (propia y del otro), la comunicación eficaz, el juego, la asunción del derecho al placer sexual, la relajación, la capacidad de perder el miedo a perder, y los gestos empáticos, son activadores del deseo que resisten a toda declinación fisiológica.

Ya lo hemos repetido todos los profesionales de forma unívoca en la historia de la sexología, los principales órganos sexuales son el cerebro y la piel…ay de esa vasta extensión abandonada en pos del malogrado privilegio de los genitales, que tan sedienta de contacto añora que Eros le despliegue todo su potencial erotizable.

 


1 Menopause: The Journal of The North American Menopause Society Vol. 24. No. 7, pp 000-000 DOI: 10.1097/GME.0000000000000921