Se viene el 3 de junio y la nueva marcha por el #NiUnaMenos, pero esta columna no se trata de analizar eso. Mónica Fein obtuvo superpoderes para aumentar la tarifa del Transporte Urbano de Pasajeros y hay bronca en el Partido Justicialista de Rosario. La estrategia, a esta altura, parece ser que se inmole la intendenta por la causa.
El Concejo de Rosario reunió a la Comisión de Servicios Públicos rápidamente, y con solo el aval del Frente Progresista, aprobó un despacho que luego fue ratificado en el pleno por los ediles de Cambiemos para modificar un artículo importante de la ordenanza que regula la variación en la tarifa de los colectivos. Le dio la potestad, ahora, de aumentar hasta el 90 por ciento sobre el total de la variación del estudio de costos. Prácticamente puede poner el boleto al día ella sola, sin tener que pasar por el Palacio Vasallo.
Para ser gráficos: si el estudio de costos dice que el boleto tiene que salir un peso más caro que ahora, la Intendenta con su firma puede aumentarlo 90 centavos. Eso le da una bocanada de aire para solucionar los desfasajes en el sistema y así calmar las aguas de los empresarios que invierten y obtienen ganancias en el sector.
En un contexto económico difícil, con una baja en los subsidios, un aumento de salarios importante, un incremento en las naftas incesante, y una baja en la cantidad de pasajeros en el TUP, se hace insostenible que ante cada distorsión en los números haya que ir al Concejo a pedir por favor que le den el aumento.
Esto le da un poder extremo, pero también una responsabilidad enorme. El costo político ante cada aumento solo recaerá sobre su figura y eso es un arma de doble filo. Pero soluciona un problema que tiene larga data y tiene que ver con correr de atrás al costo del sistema con el precio del pasaje en micro.
Cambiemos votó a favor también, aunque su representante en la Comisión no fue a la reunión clave. Pero el Partido Justicialista como Ciudad Futura votaron en contra de esta nueva atribución a la intendenta. “Que pongan un candado en la puerta y no venimos más”, ironizaron algunos concejales.
Por otra parte, esta enorme atribución hace que parezca un momento en donde Fein decide inmolarse por la causa, cerrar una segunda gestión prolija pero con su imagen cada día más desgastada. Estos últimos dos años y medio hubo un cambio de rumbo en su gestión, liderada desde sus secretarías, desde la obra pública que llegó fuerte y desde, sobre todo, un cambio de actitud de la intendenta a la hora de enfrentar las crisis.
No la ve nadie repitiendo en su mandato, aunque su equipo sigue viendo una luz al final del túnel. El Frente Progresista tiene varias alternativas, algunos que se auto postularon, otros que por imagen e historia pueden ser, pero nadie miró hacia un nuevo mandato de la actual intendenta. “¿Por qué no?”, insisten desde su entorno más íntimo y hasta desde el partido no quieren descartarla.
Pasó de débil a chica superpoderosa. Oscilación constante en la construcción de la imagen de la primera intendenta mujer de la ciudad de Rosario.