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jueves 25 de abril del 2024

Central y Newell´s, ¿a qué juegan?

«El torneo recién empieza», «se fueron jugadores  importantes», «es un equipo nuevo con futbolistas que se están adaptando», «hacen lo que pueden»… y la lista sigue. Todas estas frases pueden ser válidas y ya se han utilizado como excusas o defensas ante las críticas recibidas. Lo cierto es que la gran cantidad de condicionantes o atenuantes que se pueden encontrar, no alcanzan para justificar lo realizado.

Con tres partidos oficiales, si bien es prematuro hacer un balance extendido de lo que hicieron uno y otro, lo que no está en discusión es que mostraron muy poco para destacar.  Sería muy exigente (y hasta utópico) exigir desde el inicio un funcionamiento aceitado, con piezas que conozcan en profundidad lo que deben hacer ante cada situación de juego.

La identidad no se logra en poco tiempo sino que es producto del trabajo sostenido. Pero para eso es necesario primero definir las bases y, luego, empezar a construir la estructura buscada. La «idea de juego» no va a aparecer de la noche a la mañana, sino que es producto de un convencimiento que parte desde el director técnico y encuentra en los jugadores a los intérpretes necesarios para llevarla a cabo.

En ese contexto, Newell’s y Central no pudieron evidenciar ningún lineamiento o primer principio que se pueda sacar en limpio.  Sólo algunos nombres puntuales que estuvieron por arriba de la media y nada más (Bianchi y Mauricio Martínez). Ninguno de los dos equipos parece saber qué hacer con la pelota, no se pudo vislumbrar una idea definida de ataque, un plan inicial para lastimar al rival.

En Central todavía no hay sociedad entre Ruben y Zampedri, mientras que la línea de volantes transita entre el desorden y la falta de inventiva al momento de abastecer a los delanteros. Los 90 minutos ante Deportivo Riestra y el segundo tiempo frente a San Lorenzo con un jugador de más evidenciaron a un equipo que no supo cómo romper los cerrojos defensivos del rival de turno. Por momentos busca ser paciente y encontrar un pase filtrado desde Gil (uno de los mas imprecisos), aunque generalmente terminó en el pelotazo frontal para los de arriba.

No parece ser ese el camino buscado por el entrenador, ese juego vertical y directo no es una elección sino que surge por la falta de soluciones por abajo. De esta forma, Central transito los últimos partidos, sin ideas, con un andar previsible y careciendo de una forma definida de ofensiva.

Con las diferencias lógicas entre los dos equipos de la ciudad, se puede encontrar en la falta de recursos y lucidez para atacar un punto en común. Newell’s tampoco pudo encontrar caminos claros hacia el arco rival. Lo peor de la Lepra fue en el debut ante Unión, mientras que lo poco que se había mejorado en la derrota por Copa Argentina frente a Godoy Cruz, el lunes volvió a foja cero. El partido con Huracán mostró otra vez un equipo sin argumentos ofensivos, sólo la rebeldía y desparpajo del juvenil Joaquín Torres generaron algo de peligro.

El juego del equipo de Llop se redujo a la gambeta de un chico que tiene 5 partidos en Primera. No hubo ninguna idea colectiva ni se observaron movimientos ensayados. Newell’s improvisa cada vez que recupera la pelota y parece no saber cómo reaccionar ante la desventaja. Quien mayor expectativa despertó con su llegada (Sarmiento), sólo fue noticia por lo que hizo fuera del campo de juego.

Por ahora, la pregunta del título no tiene respuesta. Seguramente Llop y Montero si pueden contestarla. Sin embargo, no se necesitan palabras o frases hechas de los entrenadores, sino que los encargados de «hablar» tienen que ser los jugadores dentro de la cancha.