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viernes 19 de abril del 2024

Canela, la película

Reseña.

Corría el año 2016, y entro presurosa al estudio de grabación de un tradicional programa de TV de la ciudad de Rosario, como siempre contra reloj, y ese día, acompañada por una de mis hijas. Cuando estoy por entrar al set mi hija queda fascinada por la belleza de los zapatos que llevaba puestos una mujer…Esa mujer era Canela.

En aquel programa estábamos convocados a hablar de diversidades sexuales, yo como profesional, y Canela en primera persona.

Canela es una mujer trans, hoy de 62 años de edad, que inició su recorrido para expresar su identidad de género poco antes de los 50, justo cuando todos solemos entrar en lo que conocemos como crisis de la mediana edad, sumada en aquel entonces a una de las tantas crisis económicas por las que atravesó nuestro país. Masculina fue su asignación de sexo al nacer, en base al sexo biológico, es decir a la morfología de sus genitales externos. En función de eso transcurrió su vida como varón, se desarrolló en la arquitectura y la docencia universitaria, se casó, tuvo hijos. Áyax, tal era su nombre, fue el varón que la sociedad esperaba que sea, hasta que se pudo preguntar, o mejor dicho, permitió escucharse, para decidir dar lugar poco a poco a su femineidad, a la libre expresión de su identidad de género tal como la estaba vivenciando.

Cuando termina el panel nos saludamos afectuosamente, mi hija se acercó a expresarle su admiración (hacia ella y hacia sus zapatos, obvio), fue un encuentro fugaz pero muy cálido. Tiempo después recibo un llamado solicitando una consulta muy especial. Una productora de cine se presenta y me comenta que están filmando un largometraje documental sobre Canela,y que tiene algunas inquietudes por las que desea consultar,pero que esa consulta debería quedar registrada para el documental.

Ese día suspendí el resto de los pacientes, tomó varias horas preparar el espacio para que pudieran captarse las escenas de lo que estaba por ocurrir. A la hora acordada se presentó ella, con las ansiedades propias de cualquier persona que acude a la primera consulta. En medio de los avatares que transitaba como mujer, trans, como persona que empieza a vislumbrar su vejez, que es cuidadora de su madre anciana, que es profesional independiente, cuyos hijos han crecido y se han ido…una mujer que toma conciencia de su crédito vital, es decir, que ha hecho el insight de darse cuenta que lo que le queda por vivir es menos de lo que ya ha vivido. Y eso la lleva a hacerse algunas preguntas, no sólo o no tanto en relación al cuerpo, a una corporeidad que como todas, se ve atravesada por los discursos y las exigencias sociales. Vale aclarar que los datos aquí vertidos, como los que se muestran en la película, cuentan con el consentimiento informado de Canela para su exposición pública.

¿Debe adoctrinar su cuerpo para que su anatomía coincida plenamente con lo que se espera de un cuerpo “femenino”? ¿Puede ser y sentirse mujer aun cuando su genitalidad no sea congruente con esa autopercepción? ¿Según quién? ¿Quién más que ella misma puede dictaminarlo? ¿Y el placer sexual? ¿Y los vínculos sexo afectivos? ¿Y el amor?… Interrogantes que van más allá del género.

De repente el consultorio, espacio íntimo por definición, se había convertido en un set de filmación. El desafío de escuchar e intervenir terapéuticamente con cámaras, reflectores y micrófonos, fue una experiencia inédita para mí, y un gesto más de valentía para Canela. Dispuesta a mostrar su mundo interior, en lo que la propia directora, la cineasta Cecilia Del Valle, define como una película necesaria.

Necesaria para empatizar, necesaria para disolver prejuicios y para reforzar la despatologización de la transexualidad, necesaria para visibilizar los derechos de grandes minorías, la adultez mayor y las diversidades y disidencias sexuales y relacionales.

La peli nos muestra que todo aquello que Canela tiene para problematizar, son las cuestiones que a todos nos atraviesan en las distintas etapas, en las crisis vitales. En su caso, a los mandatos sociales que habitualmente nos constriñen en un deber ser que tantas veces nos aleja del propio deseo, se le suman algunas exigencias de la lógica binaria, esto de ser mujer o ser varón, como si, al posicionarse subjetivamente en una identidad de género femenina tuviera imperativamente que readecuar su sexo al género autopercibido. Y allí se despliegan una serie de múltiples factores que la llevan a una encrucijada que deberán mirar la película para conocerla.

La película para cine que está a punto de estrenar,“Canela, sólo se vive dos veces”, ganó el subsidio Quinta Vía del INCAA(Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales) y una vez terminada quedó seleccionada para el BAFICI 2020, el Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente, que fue suspendido dadas las circunstancias del actual aislamiento social preventivo y obligatorio.

Ante ese panorama, decidieron organizar el estreno en Cine Virtual, a través de la webpuentesdecine.com, y se tratará además de un estreno solidario, ya que una parte del costo de la entrada se donará automáticamente a la Liga LGTBIQ+ de las Provincias, que nuclea a organizaciones de todo el país, para ayudar a la comunidad trans en esta pandemia. La entrada para este Cine Virtual tendrá una duración de 24 horas y estará disponible a partir del próximo jueves 14 de mayo.