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martes 07 de mayo del 2024

«Cada uno cruza su propia montaña, genera los valores que se transforman en conductas»

Este fin de enero culminó con gran éxito una nueva edición del llamado Cruce de los Andes: trayectoria que cada año organiza la Asociación Sanmartiniana «Cuna de la Bandera» para emular la odisea realizada por el general San Martín y su ejército en 1817 en su misión libertadora por América Latina al cruzar la cordillera entre la provincia de Mendoza y Chile.

Los organizadores y expedicionarios la preparación compartieron en Radio Mitre Rosario, el momento del inicio su trayectoria y su llegada. Los miedos, incertidumbre y emoción estuvieron a flor de piel en cada relato como manifestación genuina de una gran epopeya que quedará grabada en sus protagonistas para siempre.

Luego de unos días de descanso al regresar de la expedición, dos de sus participantes visitaron el programa «Viva la Vida» y expresaron parte de sus emociones y vivencias.

El cambio climático

Uno de los desafíos más significativos que les tocó experimentar fue la falta de agua y pasto para los animales. Al respecto Héctor Yummati, quién se desempeño como jefe de tropa comentó: «Este año fue muy duro, tuvimos la falta de agua  y comida para los caballos. Particularmente lo pude ver ya hace tres años como la montaña no tiene más hielo en sus altas cumbres y eso repercute por ende en no tener el agua de forma natural de vertiente».

«Realmente sufrieron esa dificultad los animales. y cuando tenían la presencia de agua se nos volvía complicado manejarlos», agregó Héctor.

Experiencia con hermanos chilenos

El camino, sinuoso y peligroso en muchos tramos, no dejó de sorprender a sus protagonistas. «Debemos destacar que mas allá de lo bello del paisaje ,Argentina dispone de la totalidad de la cordillera .El último pico es el límite entre Argentina y Chile y allí en la última de las formaciones es donde se puede encontrar la mayoría de los habitantes chilenos», manifestó Yummati.

Consultado por las características de dichos habitantes y su recibimiento al grupo de expedicionarios, reveló: «Básicamente son pastores y bastantes esquivos. Se dedican a vender los chivos que crían los últimos meses del año. De hecho nosotros le compramos 8 chivos para alimentarnos y fueron un gran plato para todos los expedicionarios, por lo tanto estamos agradecidos de haberlos encontrado».

Comunicación en tiempo de expedición

La lejanía de sus expedicionarios y las condiciones a veces no tan propicias en clima y naturaleza, obligan de alguna manera a sus organizadores a afianzar y pulir cada comunicación antes y durante la travesía.

Luján Rodriguez, una de las organizadores y encargada de la comunicación, explicó su dedicada tarea: «Lo hago con mucha pasión como cada uno de los participantes lo hace en su área. La montaña es muy difícil y extensa, tenemos que cubrir casi 300 km  desde Los Patos hasta el Paso del Portillo».

Sobre la comunicación en sí, Luján destacó las salidas diarias en la radio: «Contar cada día aquí  al aire nuestras vivencias fueron fundamentales no solo para dar tranquilidad a nuestras familias por nuestro estado de salud sino para compartir el proyecto pedagógico que sostenemos».

Tiempo de reflexiones

Las semanas posteriores a la expedición se hace más palpable, según sus protagonistas, la epopeya que significó para la época el cruce de San Martín pero sobre todo se refuerza el vínculo personal con lo espiritual. En tal sentido, Hector y Luján concluyeron que el cruce significó ‘un desafío personal’: «Cada uno cruza su propia montaña, genera los valores que luego se convierten en conductas».

Por último, más allá de lo estrictamente individual, ambos expedicionarios afirmaron: «Lo que vivimos es de una emoción muy grande, de sentirnos orgullosos por aquellos líderes que dieron su vida por nuestra libertad. Libertad que se logra con conocimiento. San Martín sabía con el capital de hombres con el que contaba, su dedicación, esmero y compromiso. Es justamente de su legado que estamos orgullosos».