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sábado 20 de abril del 2024

Alejandro Lerner: «A Calamaro le prestaba un piano cuando no tenía el suyo»

El cantautor, uno de los más reconocidos del país y Latinoamérica, recordó su estrecha amistad con el ex Abuelos de la Nada, con quien se reencontró en cuarentena. La semana pasada debutó con su programa de radio, un desafío más en su carrera en tiempos de pandemia.

«Es todo a pulmón», dice Alejandro Lerner y recuerda al himno que lo catapultó a la fama. Pero esta vez, el cantautor se refiere a un nuevo desafío en su carrera. Es que la semana pasada debutó como conductor en Lerner entre todos, su programa de radio que se emite los sábados por CNN, un proyecto que lleva adelante desde su casa por la pandemia. De todos modos, estima que podrá sumergirse en los estudios de la emisora cuando termine la crisis sanitaria.

Durante una entrevista al aire de CNN Santa Fe, Lerner contó que en su hogar tiene un placard repleto de cassettes en los que quedaron grabados los procesos compositivos de sus canciones más amadas. También guarda más de 3 mil videos con sus participaciones en programas televisivos emblemáticos, como el de Juan Carlos Mareco o Mirtha Legrand. Sin embargo, no se considera nostálgico. «El tiempo es para adelante. No hay rewind  (rebobinar) en el tiempo. Soy muy del futuro».

El vínculo con Calamaro

Durante la entrevista, Lerner reveló que lo une una estrecha amistad con Andrés Calamaro y que, fue a través de él, que el rockstar ingresó a Los Abuelos de la Nada. En la cuarentena se juntaron virtualmente y reversionaron Juntos para siempre, uno de los clásicos de Lerner que se popularizó por el programa para adolescentes La banda del Golden Rocket.

«En los ’80 yo estaba armando mi banda La Magia y recibo un llamado del maestro Miguel Abuelo que me dice ‘Ale, todo el mundo me habla de vos, quiero invitarte a que seas mi pianista para el reencuentro que vamos a tener con Los Abuelos de la Nada’. Le dije que no podía porque estaba con ese proyecto y le pasé el teléfono de un amigo mío al que a aveces le pasaba algunas cosas, que era muy talentoso». Ese amigo era Andrés Calamaro, quien más tarde se convertiría en una de las estrellas de rock más destacadas de la escena nacional.

Sobre ese vínculo, Lerner recuerda que muchas veces le prestaba un piano a Calamaro, que todavía no tenía su propio teclado. «Le llevaba un Fender en un Citröen gris que pesaba 70 kilos».