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jueves 25 de abril del 2024

¿A quién encomendamos la Educación Sexual?

Siendo testigos de un momento histórico para la Argentina, este 14 de junio de 2018 la Cámara de Diputados dio media sanción al proyecto de ley que despenaliza la interrupción voluntaria del embarazo, que de completar la sanción en el Senado, procuraría la posibilidad de acceder a un aborto legal, seguro y gratuito para todas las mujeres que tomen esa decisión. Por supuesto que esto no significa en ningún caso que se promueva la interrupción del embarazo, pero sí se trata de aceptar y hacerse cargo de una realidad ineludible: que es el hecho de que los abortos se llevan a cabo de todas formas. De lo que se trata entonces es de asumir que la penalización del aborto sólo ha logrado conminar estas prácticas a la clandestinidad.

En los márgenes de la ley, los abortos son inseguros, poniendo en riesgo la salud y en muchos casos la vida de la mujer. Las que tienen poder adquisitivo para pagarlo, pueden acceder a prácticas más seguras dentro de la clandestinidad, y viven para contarlo, las otras mueren en manos de quien la expone a mayores peligros por ignorancia o por abuso inescrupuloso de la situación de ilegalidad.

Ahora bien, nadie quiere que se llegue a la instancia del aborto. Ni los que votaron en contra, ni los que votaron a favor del proyecto, desean, promueven o banalizan la interrupción voluntaria del embarazo.

Los psicólogos sabemos que la interrupción de un embarazo, espontánea o inducida, implica atravesar una crisis subjetiva, y requiere un trabajo psíquico de duelo. Ninguna mujer transita despreocupada e indiferente un aborto, por lo cual ninguna elige ni elegirá jamás adoptarlo como método de regulación de la fertilidad por más legal que sea. Quienes caen recurrentemente en estas prácticas (clandestinas por ahora) no lo hacen por gusto ni por comodidad, sino por desconocimiento, o por falta de habilidades sociales para hacer valer sus derechos sexuales, o por falta de recursos económicos o subjetivos para desarrollar estrategias de procreación responsable.

Como lo dice el lema de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, lo que se requiere, y en ese orden, es: Educación Sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, y aborto legal, seguro y gratuito para no morir.

La Educación Sexual es la clave para el tan mentado empoderamiento respecto a los Derechos Sexuales, y es responsabilidad del gobierno asegurar los recursos para la implementación de estrategias y acciones de Promoción de la Salud Sexual y la Procreación Responsable, tal como lo garantizan las leyes y programas nacionales a tal fin, en concurrencia interdisciplinaria y multisectorial de todos sus Ministerios.

La Ley 26.150[i] sancionada en 2006 otorgó fuerza de ley al Programa Nacional de Educación Sexual Integral en el ámbito del Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología, tiene la finalidad de cumplir en los establecimientos educativos públicos, de gestión estatal y privada de las jurisdicciones nacional, provincial y municipal; las disposiciones de las siguientes leyes:

  • Ley 25.673 del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable[ii]
  • Ley 23.849 de Ratificación de la Convención de los Derechos del Niño
  • Ley 23.179 de Ratificación de la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la mujer
  • Ley 26.061 de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes
  • Leyes generales de Educación

La Ley 26.150 dispone que todos los educandos tienen derecho a recibir educación sexual integral, entendiéndose por ella la que articula aspectos biológicos, psicológicos, sociales, afectivos y éticos.

El Proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo[iii] que fue debatido en el Congreso, en su artículo 13° referido a la Educación Sexual Integral, explicita que el Estado nacional, las provincias y los municipios tienen la responsabilidad de establecer políticas activas para la prevención de embarazos no deseados, que deben estar enmarcadas en las leyes antes mencionadas. Insta además a capacitar desde una perspectiva de género a todos los profesionales y personal de la salud a fin de brindar la atención y contención adecuadas.

Asimismo establece que el Estado debe asegurar la Educación Sexual Integral incluyendo la Procreación Responsable en función de las leyes 25.673 y 26.150, incluyéndose los contenidos en la currícula de todos los niveles educativos públicos o privados, en todo el territorio nacional a partir del ciclo lectivo siguiente a la sanción de la ley.

Y en este punto nos encontramos con que a doce años de la legislación del Programa, la Educación Sexual Integral (ESI) está lejos de implementarse en todo el territorio nacional. Y en muchos casos la implementación es escasa, insuficiente o inadecuada. Reflexionar sobre el aborto como problemática de salud, y sobre la posibilidad de la sanción de esta Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, impone el interrogante respecto a cómo y a quiénes les encomendamos la Educación Sexual. Si bien es valorable el trabajo y el esfuerzo de gran cantidad de docentes en la capacitación para la enseñanza de contenidos de ESI en el marco del Ministerio de Educación, los Sexólogos Educativos o Educadores Sexuales con formación específica no dejamos de preguntarnos por qué somos los grandes ausentes – en general – en el diseño e implementación de los lineamientos de las políticas públicas de Educación Sexual.

Por estos días me pregunté, como tantos otros colegas de la Federación Sexológica Argentina (FESEA), cómo puede pensarse la prevención de embarazos no deseados sin una Educación Sexual en manos de expertos. Algunos sectores del feminismo contemporáneo, reniegan de la Sexología, por considerarla del orden del discurso médico, y temen que su participación aporte una mirada biologicista, mecanicista o patologizadora de la sexualidad humana. Nada más lejos de la realidad. A los Sexólogos nos acusan también de pretender monopolizar saberes respecto a la sexualidad, a lo cual puedo responder que no sólo no tenemos esa intención, sino que estamos absolutamente convencidos de lo inabarcable de la sexualidad humana. Sabemos que es la más sublime expresión de la complejidad psico bio social del ser humano, que no se puede regular, domesticar ni generalizar, porque cada persona es única y su dimensión sexual también lo es.

Pero también entendemos que sin ciertos conocimientos integrados sobre el comportamiento sexual humano, en los que se articulan desde la fisiología reproductiva hasta las más profundas contradicciones de la psique, es muy difícil asumir la responsabilidad de promocionar la salud sexual y la procreación responsable.

Hagamos un test de pocos minutos, (respondiendo sin consultar por Internet!)

  • ¿Cuál se considera el primer día del ciclo menstrual? (conocimiento necesario para comenzar la toma de anticonceptivos orales o para calcular el periodo fértil, por ejemplo)
  • La Anticoncepción Hormonal de Emergencia (“pastilla del día después”), ¿es abortiva?
  • ¿Cuándo debe administrarse la Anticoncepción de emergencia para que tenga el 95% de eficacia?
  • ¿Si se mantienen relaciones sexuales durante la menstruación, puede producirse un embarazo?

Estoy segura de que muchos de ustedes no sabrán a ciencia cierta las respuestas (que pueden encontrar al final de este artículo). Lo que más me preocupa es que quienes se ven a veces obligados a dictar módulos de ESI, pueden no saberlas, o no saber cómo manejar encrucijadas psico emocionales en los distintos momentos del ciclo vital de los estudiantes. No tienen por qué estar preparados para eso. No es lo que eligieron hacer.

Por supuesto que el enfoque de género es trans-disciplinar y no sólo no es de dominio exclusivo de profesionales de la salud, sino que muchas veces los profesionales carecen de esa perspectiva.

Por supuesto que cualquier ser humano puede hablar de sexualidad, y que los activistas por los derechos de las diversidades sexuales, son protagonistas de su propia experticia sobre cuestiones psicológicas y sociales en relación a las identidades de género y a las orientaciones sexuales.

Pero cuando de prevención de embarazos no deseados se trata, en particular cuando los destinatarios son niños, niñas o adolescentes, en quienes además de brindar información hay que desarrollar habilidades como la asertividad, la empatía, los factores psicológicos de protección para el autocuidado, la autonomía y el ejercicio de libertades que a veces entran en contradicción con los sistemas de creencias nucleares que aprendieron por modelado en sus senos familiares y culturales; en todos esos casos se requiere de un bagaje un poco más amplio de nociones y experiencias para un abordaje eficaz. La formación de los Sexólogos Educativos brinda elementos para afrontar esas instancias.

Y finalmente quedan las otras patas del taburete, los adultos que no son los destinatarios del Programa de Educación Sexual Integral, que no son educandos,  pero que necesitan también la necesitan.

Muchos Sexólogos Educativos desarrollamos día a día nuestra tarea a través de los medios masivos de comunicación, otros gestionan charlas a la comunidad a través de las diferentes organizaciones o instituciones (como es el caso de la Asociación Rosarina de Educación Sexual y Sexología ARESS, por ejemplo), y por supuesto desde las diferentes Secretarias municipales y provinciales así como dentro del sistema de salud pública, se llevan a cabo estrategias articuladas con su misión específica. Pero falta mucho por hacer, muchísimo, y los Educadores Sexuales o Sexólogos Educativos tendremos un rol insoslayable.

Respuestas:

  • El día de comienzo del sangrado menstrual
  • No
  • Dentro de las primeras 12 horas siguientes al acto sexual sin protección
  • Sí, es una creencia errónea pensar que no puede producirse (la explicación es extensa para este caso)

[i]http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/120000-124999/121222/norma.htm

[ii]http://www.msal.gob.ar/saludsexual/ley.php

[iii]https://es.scribd.com/document/381618171/Dictamen-del-proyecto-para-legalizar-el-aborto#download&from_embed